Hay cosas que se planean y se desarrollan normalmente y hay otras que se planean y cuando estás en mitad del jaleo, piensas ¿pero quien me mandaría a mi? Ésta es una de las segundas.
The FOUR Deserts: 4 carreras de 250 kilómetros en autosuficiencia alimentaria en 14 meses, no es ninguna broma. Si la revista TIME al realizar una lista con las pruebas deportivas mas duras del mundo coloca The FOUR Deserts en segundo lugar, después del Paris-Dakar, y por tanto, la primera prueba a pie, será por algo. Lo único que este dato yo no lo tenía cuando empecé, y quizás aunque lo hubiera tenido, tampoco me hubiera importado mucho.
La idea de Racing the Planet, organizadora del evento, es seleccionar los 4 desiertos más duros del mundo: el más caluroso, el más frío, el más seco y el más ventoso y juntarlos en 4 carreras que la gente suele correr en, al menos, 4 años. Yo he pensado que se puede hacer en menos.
Gobi March
La china menos conocida
El Gobi es el desierto mas grande de Asia y uno de los mas grandes
del mundo. Está situado entre el norte de China y el sur
de Mongolia. El clima de este desierto es extremo y además
cambia con rapidez, no sólo a lo largo del año sino que en un mismo
día se pueden sufrir cambios de temperatura de mas de 30º. Con estas
perspectivas nos enfrentamos a nuestro primer reto con los nervios de
punta y grandes expectativas.
La ciudad de salida y llegada de la aventura es Kashgar, nombre
mágico que nos traslada a la ruta de la seda, y a otros tiempos de lejanos
exploradores. Allí el primero de los pasos a superar es el control del
material obligatorio y los tramites administrativos, que concluyen con
la entrega del dorsal. Dado que se corre la mayor parte del tiempo en
solitario, la revisión es minuciosa y hay que llevar todo lo necesario.
Autosuficiencia quiere decir que llevamos todo lo que necesitamos
para los seis días de carrera en la espalda, de manera que el dato más
popular, con diferencia, es el peso de la mochila, que nos puede destrozar
si no está calculado minuciosamente y si no hemos entrenado con
ella, sobre todo si nuestro planteamiento es correr todo lo posible. De
manera que según radio macuto, los pesos van desde 6,5 kilos a los
mas de 15.
Con la mosca detrás de la oreja, después de descubrir varios que
llevan menos peso que yo, embarcamos en unos autocares que nos
trasladará por la Karakorum Highway , la carretera internacional más
alta del mundo, hasta el primer campo. Las vistas desde la ventanilla
son espectaculares y la ascensión y las curvas empiezan a hacer efecto
de manera que para cuando llegamos al campamento, los ánimos, MIS
ánimos, están por los suelos, no hemos empezado y ya estoy malísimo... La noche es un poco movidita pero cómoda y al día siguiente nos
llega de los pueblos de alrededor una espectacular y multicolor fiesta
que hace que mejore hasta nuestro estómago.
Poco después empieza la carrera y los nervios contenidos desaparecen
como por ensalmo. El valle por el que corremos es muy profundo,
y pensar que en la zona hay mas de 500 picos de mas de 4.000 metros
impresiona aún más. Cada recodo del río nos ofrece nuevas vistas de
interminables valles que desembocan en el nuestro y que nos sugieren
expediciones y aventuras. Los habitantes locales están volcados con la
carrera, para ellos es un acontecimiento que aprovechan para festejar
al paso de cada uno de nosotros. El segundo campamento esta al borde
del río, y tenemos la rara oportunidad de lavarnos, algo inédito en una carrera de este tipo.
En la segunda etapa seguimos recorriendo el río aguas abajo, hasta
llegar a la desembocadura de otra corriente que tomamos al contrario
hasta llegar a la meta, después de cruzar varios puentes colgantes, no
si cierta inquietud. En la llegada, nos espera una sorpresa: esa noche la
pasaremos en las casas de los habitantes locales, lo que se convierte
en una de las experiencias humanas mas entrañables que recuerdo. La
amabilidad y generosidad de esas gentes, que tienen poco de chinos,
y que sin poseer nada, te ofrecen todo, hace que por un momento valoremos
de otro modo a la raza humana. La noche es plácida y relajada y
disfrutamos cada momento en esa casa Tajik.
La tercera etapa es dura, hay que subir a un paso a 3.800 metros y
llegar arriba se hace interminable, se nota la falta de oxigeno, y esta empezando
a nevar. Para cuando los primeros llegamos al campamento,
esta lloviendo profusamente y siempre pensamos lo que sufren los que
van detrás, más horas en pie con la mochila, más horas bajo la lluvia.
Llevamos ya tres etapas de unos 40 kilómetros y la cuarta es más o
menos igual de larga, solo que en esta etapa cruzaremos varias veces
un río. Racing the Planet, la organización, tiene como norma que si hay
dos maneras de ir de un sitio a otro, siempre elige la más difícil, así
que si, cruzamos el río, unas 50 veces... Las primeras intento saltar de
piedra en piedra para no mojarme, pero vista la futilidad del intento la línea recta se convierte en mi trazado y el agua invisible es bienvenida
porque refresca.
La siguiente etapa es la más temida, con unos 160 kilómetros ya
recorridos, nos tocan unos 80 de un tirón y tiene pinta que hará calor.
El paisaje cambia respecto a los otros días, si bien el recorrido sigue
también un valle, éste está casi seco y el calor se nota como ningún
otro día. Los kilómetros acumulados se hacen notar y después de más
cruces de ríos, esta vez un tanto caudalosos llegamos a una meseta
que parece un gigantesco horno. Me arrastro, más que corro, hasta que
el calor empieza a bajar y con el relativo fresco de la noche consigo
recuperarme para poder terminar la etapa, relativamente entero, bueno,
dejémoslo en terminar la etapa. El tiempo limite para terminar la etapa
doble es de casi dos días de manera que durante toda la noche continua
un reguero de corredores que van entrando en meta más o menos
hechos polvo, y hasta el día siguiente bien entrado el mediodía que no
llegan los últimos no se cierra en control de llegada. El resto del día nos
relamemos las heridas, y nos preparamos para la fiesta que después de
una cortísima etapa de 14 kilómetros intentaremos celebrar.
Efectivamente, los kilómetros son pocos, pero machacados como
estamos, se hacen eternos, aunque correr por las calles del viejo Kashgar
es una experiencia inolvidable hasta que la mezquita de Id Kah,
donde se ha instalado la llegada, aparece a la vuelta de la esquina y
explotan todas las emociones contenidas. El cansancio se transforma
en alegría y el hambre se calma con pizza y Coca Cola.
Atacama Crossing
El desolado norte de Chile
Sin apenas tiempo para disfrutar de la experiencia, y aún con
arena en las zapatillas salimos para Chile en Agosto, todavía
invierno, y con previsión de frío. San Pedro de Atacama es una
ciudad mágica, su color, su luz, y el ambiente que se respira parece de
otro mundo, y no he fumado nada... La cercanía de la carrera del Gobi
hace que toda la parte administrativa la solucionemos con soltura y el
síndrome de “¿qué se me ha olvidado?” no nos afecta tanto como en
China, así como la altura, que a pesar de estar a casi 3.000 m. llevo
mucho mejor. Aquí hay otro factor con el que no habíamos vivido antes
que sí que es preocupante, el frío. Los días en San Pedro, más bajo que
casi todo el trazado de la carrera hacen temer lo peor, y el problema es
que la ropa pesa, y hay que llevarla encima. Al final me apoyo en el entrenamiento
realizado y cargo la mochila con casi un kilo de más con un
plumífero ligero y una camiseta de manga larga. La primera noche en el
campamento, a 3.200m. es dura: menos las bolsas de comida liofilizada
creo que todo lo demás estaba dentro del saco de dormir para darme
calor. Una botella de agua a medias que dejamos fuera, del saco, no de
la tienda, amaneció congelada, y la mañana prometía.
Otra característica de las carreras de Racing the Planet es que si
hay 5 puntos de interés en la zona, la carrera pasará por todos ellos
y teniendo el cuenta los nombres que hemos leído en los días previos
a la carrera las expectativas son muchas: el Valle de la Luna, el Valle
de la Muerte, el Salar de Atacama atraen a cualquiera con ganas de
aventura.
La primera etapa es, como siempre, de reconocimiento, y la tomo
con calma, sobre todo después de la paliza de China. Los kilómetros
pasan y después de cientos de petroglifos y valles, llego al segundo
campo, con una vista espectacular del volcán Licancabur.
La segunda etapa nos mete en un cañón tan estrecho que en poco
tiempo desaparecen las orillas y no nos queda mas remedio que correr
durante unos cuantos kilómetros directamente dentro del río, con
el agua gélida. Los pies tardan en recuperar una temperatura normal y
gracias a Dios se secan antes de una bajada espectacular por la duna
del Valle de la Muerte.
El campamento tres está en las orillas de la laguna Cejar, que al
atardecer nos ofrece unos reflejos y unos colores que se nos pone la
carne de gallina, y esta vez, no por el frío. La tercera etapa es muy
dura, el terreno es una especie de campo arado y duro, con vegetación
de cañas hasta la cintura que hace que sea muy complicado correr en gran parte del recorrido, y después de tres controles, cuando se podría
correr, las fuerzas están muy mermadas, de manera que intento mantener
el ritmo más alto posible aplicando los principios del CaCo hasta el
campamento cuarto.
El día siguiente esta en la cabeza de todos, debemos cruzar el Salar
de Atacama y promete ser épico. La etapa empieza con más de lo
mismo de ayer, pero pronto cambia, y en medio de la nada, aparece un
frondoso cañón que recorremos por el fondo, entre la vegetación y por
el río, y parece que nos han teletransportado a la selva del amazonas.
Para contrastar mas aún, a la salida del cañón nos encontramos con
el desierto en todo su esplendor, o sea, nada de nada, ...una enorme
planicie de ...nada que precede al Salar.
El Salar es sobre todo psicológico, parece que esta todo cerca y sin
embargo son 15 kilómetros sin ver un alma. El terreno es imposible de
correr, la capa de sal se rompe aleatoriamente para hundirnos hasta
las rodillas o más en un agujero de bordes afilados. La llegada de esta
etapa es verdaderamente un desfile de corredores sangrantes, pero
contentos; hemos superado la prueba.
La etapa larga de 80 kilómetros es siempre dura, es mucha la carga
que se lleva encima a estas alturas de carrera, pero más aún las ganas
de terminar. Es la segunda prueba psicológica de la carrera y dada
su duración, la etapa en la que se decide la clasificación. Mañana, se
determinarán los puestos de llegada, porque la ultima etapa, de solo 9
kilómetros, poco puede hacer para cambiar nada. Lo importante es valorarse
en todo momento, pero no de manera puntual, sino relativa a los
kilómetros que faltan, es decir, debemos ser capaces de valorar instantáneamente
si la velocidad que llevamos es adecuada (para nosotros)
teniendo en cuenta nuestro nivel físico. Acabar corriendo creo que es
una buena señal de que hemos calculado bien y hemos dejado algo de
fuerza para el final, y a eso de la 1 de mañana llego al campo en donde
me tiro dentro de la tienda después de comer algo más decente que un
gel y me quedo frito.
El día siguiente es como siempre la jornada de descanso para unos
y la del ultimo esfuerzo para otros, corredores que deben aún terminar
la etapa larga llegan hasta bien entrada la mañana. La ultima etapa y
llegada a San Pedro es como siempre una explosión de emociones.
Cada uno demuestra como le parece la alegría del reto conseguido y
hay auténticos lagrimeos.
Sahara Race
El Egipto menos conocido
La tercera prueba promete un cambio de temperatura radical, de
los cero grados de Chile a los 40 de Egipto: adaptación es la palabra
mágica. El encuentro es en El Cairo, que me llama la atención
por lo sucia y descuidada, y como siempre después de las verificaciones
que ya nos las sabemos de memoria se parte para el primer
campamento. La noche es cálida, la compañía, esta vez con otros dos
españoles, magnifica y la carrera promete.
Las etapas se desarrollan como siempre, y esa tranquilidad relativa
de saber lo que te espera es siempre de agradecer. La diferencia respecto
a las otras carreras es básicamente la arena: toneladas de arena
que nos acompañarán en 200 de los 250 kilómetros de la carrera. Eso
y las altas temperaturas hacen que esta prueba sea un clásico de las
carreras de desierto, es decir, que tiene lo que te esperas que tenga,
además de un paisaje magnífico. Toda la carrera se desarrolla en torno
al desierto blanco o Sahara El Beda en su nombre árabe y nos embobamos
contemplando las construcciones de rocas calcáreas blancas a las
que la erosión ha dado interesantes formas.
Las primeras etapas son casi de adaptación, la temperatura, la pisada
que se hunde en la arena, ...y el peso de la mochila, que no nos
abandona nunca son los factores con los que tendremos que brear,
aunque el entorno es espectacular. Directamente en la primera etapa
ya empiezan las bajas, el calor hace estragos y cada uno utiliza la estrategia que considera más oportuna: yo decido aumentar la ingestión
de sales, Magnesio, Potasio y Sodio y parece que funciona ya que mantengo
los dos primeros días un buen ritmo.
Lo interesante de las carreras de aventura es que la certeza no existe,
algo que en cualquier otro campo creo que no sucede, pero aquí,
aunque se haga siempre lo mismo, y vaya bien, puede que no siempre
lo haga. Efectivamente, la tercera etapa ha sido dura, muy dura. El calor,
el cansancio, todo, ...y el resultado es un final de etapa caminando y
acabando in extremis. 4 litros de agua con Adiaril después, me empiezo
a encontrar mejor y puedo comer algo, lo que acelera la recuperación,
y me da una lección: no importa cuan experto te creas, en cualquier
momento, ...la cagas.
La cuarta etapa es de recuperación, y la tomo con calma, Andrés, y
José, los otros españoles, van a su ritmo, y yo me quiero recuperar para
la larga, así que me relajo, y disfruto del paisaje. El campamento es
magnifico y los atardeceres, uno mejor que otro. Si alguien duda porque
hacemos estas carreras, que venga a ver uno y lo entenderá todo.
La etapa larga es ...muy larga, es decir, más de lo normal, 100 kilómetros
de caminos arena y piedras por encima de una meseta es lo
que nos han preparado. Enciendo todos los sensores corporales para
intentar conseguir un ritmo adecuado que me permita completarla lo
mejor posible y debo decir que tengo ya cierta practica con eso. El día
transcurre lentamente y la noche me pilla en el kilómetro 70 más o menos,
lo cual no es un problema ya que me encanta correr de noche, así
que me preparo un arroz con atún, y me lo zampo sin parar de caminar,
para coger algo de fuerzas. El campamento casi lo huelo antes de llegar
y como algo rápidamente antes de caer rendido.
Dado que estamos lejos de El Cairo, necesitamos hacer un pequeño
transfer en autocar, para la ultima etapa que corremos en las pirámides,
y solo pensar en correr en semejante sitio merece la pena. Nos dejan
en un barrio de la ciudad no lejos de la meseta de Giza y efectivamente
puedo confirmar que El Cairo es un nido de mierda, conozco muchas
ciudades musulmanas y no son así, pero estamos demasiado emocionados
por terminar la carrera y por la última etapa como para que nos
importe.
La sensación es maravillosa, correr a pie en medio de semejantes
bloques de historia, por lo menos a mi me impresiona. Keops, Kefrén
y Micerino, nombres que parecen mágicos, sirven de telón de fondo a
nuestra llegada, que desde luego yo considero faraónica.
Antártida
El último desierto
Son más de cuatro, seguro que los sitios inhóspitos del mundo
son más de cuatro, pero para mi estos han sido extremos y me
queda el más lejano, el más perdido de todos.
La llegada a Ushuaia en la Patagonia argentina es movidita, el pequeño
avión que nos trae de Buenos Aires es sacudido por fortísimas
corrientes de aire que hace que parezca una coctelera, y como consecuencia,
varios pasajeros nos enseñan lo que han desayunado. El primer
contacto con la naturaleza en estado puro. Ushuaia es una curiosa
y pintoresca ciudad y además es la situada más al sur del mundo, lo que
aprovechan al máximo los locales con todo tipo de recuerdos artesanales.
También es el punto de encuentro de la carrera.
Tras un par de noches en hotel, embarcamos en el Profesor Molchanov,
un rompehielos ruso construido en los 80 para investigación polar,
y rehabilitado para la navegación turística en la zona, que se convertirá
en nuestra casa para los próximos 10 días. La dureza del ultimo viaje
ha dejado señas en la nave, y nos comunican, nada mas embarcar y
con los labios en la copa de champagne, que el casco tiene un agujero
y a menos que no se repare, puede suspenderse la aventura. El buen
rollito se adormece un poco, aunque teniendo en cuanta que no podemos
hacer nada, intentamos disfrutar de la aventura igualmente, llegue
donde llegue. En cualquier caso, parece que los rezos a San Cristóbal,
el patrón de los viajeros, echan una mano a los buzos argentinos, y
al atardecer del día siguiente zarpamos hacia el canal de Drake, dos
días de navegación en medio de la nada, necesarios para llegar a la
península Antártida. La visita de dos ballenas jorobadas que juegan con
la nave durante más de una hora, el segundo día, rompe un poco la
monotonía, que consiste en consumir ingentes cantidades de Biodramina.
Finalmente avistamos tierra, y nos preparamos para nuestro primer
desembarco en Cuverville Island.
La Antártida en una enorme área protegida por el Tratado Antártico
de 1956, que en un protocolo firmado posteriormente, incluye una serie
de medidas extremadamente rígidas para la protección del medio ambiente,
y que hacen que la carrera sea algo excepcional en estas latitudes.
Esta se desarrolla de un modo particular, también precisamente
por la particularidad del sitio. Si bien es cierto que el objetivo es correr
250 kilómetros, como las otras carreras, en este caso se corre a tiempo
y en un circuito marcado, es decir, que cuando se acaba el tiempo dado
por la organización, se contabilizan las vueltas dadas al circuito y gana
el que mas distancia recorre.
La idea, como carrera, puede parecer un ladrillo espeluznante, sobre
todo cuando los circuitos pueden ser hasta de 700 metros, pero
debo decir, que cuando se corre en semejante ambiente, y rodeado de
pingüinos, en tiempo pasa volando, y antes de que te des cuenta termina
el tiempo marcado.
La enorme cantidad de nieve acumulada, y completamente virgen,
no deja otra opción que hacer circuitos muy cortos, y a pesar de todo,
las primeras vueltas, son durísimas, con un estrecho paso, donde a
duras penas se puede adelantar, y con la nieve, aun muy blanda en la
que nos hundimos al correr. El paso de 28 corredores vuelta tras vuelta,
hace que el camino se ensanche y se endurezca y poco a poco se
puede correr ligeramente mejor, aunque el abuso de Biodramina hace
que en la primera etapa, la cabeza me de vueltas como a la niña del
exorcista lo que me hace perder algo de tiempo.
Regresamos a las zodiac que nos lleva de nuevo al barco sorteando
icebergs, y éste inicia en seguida la navegación hacia otra bahía. Moverse
por la península antártida en mucho más calmado que el famoso
estrecho de Drake. Las aguas parecen plomo fundido, y solo la proa
de nuestra nave altera la superficie con pequeñas olas. En cuanto comemos,
salimos todos a cubierta a mirar embobados todo lo que nos
rodea, se tiene la sensación de estar verdaderamente lejos de todo.
Las etapas se suceden con absoluta irregularidad, dependemos del
movimiento de la nave, del tiempo, de la cantidad de nieve y de cualquier
otra cosa que nos pueda afectar, y la palabra clave es adaptación,
de manera que hay etapas que salen a las 4 de la mañana, otras por la
tarde y hay algún día que hacemos doblete. El tercer día disfrutamos de
una pequeña degustación de lo que puede ser el tiempo en invierno y
corremos 5 horas con una tormenta de nieve y viento. Al final, se reducen
a 4 horas y media, y algún caso de hipotermia leve.
El cuarto día de carrera se suspende, ya que al llegar a Dorian Bay,
una base argentina, la nieve acumulada llega por encima de la cintura
y es imposible correr, con lo que tenemos una tarde de relax. El primer
clasificado lleva algo menos de 80 kilómetros acumulados, poco respecto
a otros años, pero nunca han encontrado tantísima nieve.
El próximo desembarco esta previsto en la Isla Decepción, y es precisamente
eso lo que obtenemos, el vento empieza a crecer y llega a
los 80 Km/h, con lo que el capitán decide no intentar la estrecha entrada
de la isla y dirigirnos al punto siguiente, La Bahía de la Media Luna (Half
Moon Bay). Para entonces el viento ha subido hasta los 100km/h y las
olas llegan a los 12 metros, por lo que se cierran por seguridad las escotillas
a la cubierta y se pone rumbo a Ushuaia. Cada uno se agarra a
lo que puede, la mayoría de nuevo al bote de Biodramina, o al parche de
Escopolamina para el mareo, e intentamos sobrevivir como se puede en
los increíbles balanceos del Profesor Molchanov, que durarán dos días.
La dependencia del ser humano a los caprichos de la naturaleza se
ve plasmada más que nunca en esta experiencia, que al final esta muy
lejos del objetivo de los 250 kilómetros, pero que ha sido quizás la mas
espectacular de todas ellas.
Los cuatro desiertos están cumplidos, el reto esta terminado y una
normal sensación de vacío que atenaza el estómago, ya la conozco, la
he sentido más veces, y solo hay una cura,... una nueva aventura.
CaCo
Que demonios significa eso?, pues muy sencillo, es el paso típico de
un trailer, es decir, uno que corre fuera del asfalto y quiere decir, Caminar-
Correr. |
Más información: www.ultrarun.es, www.4deserts.com