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The Four Deserts, corriendo al límite por los desiertos más duros del planeta

250 kilómetros cada carrera. En suficiencia alimentaria. Cruzando el desierto de Gobi, el desierto de Atacama, el Sahara y la Antártida. 7 meses para realizar las 4 pruebas. Carlos García Prieto se retó a sí mismo en los cuatro puntos más duros del planeta: el más frío, el más caluroso, el más seco, y el más ventoso. 1.000 kilómetros, 1.000.000 de pasos.
250 kilómetros cada carrera. En suficiencia alimentaria. Cruzando el desierto de Gobi, el desierto de Atacama, el Sahara y la Antártida. 7 meses para realizar las 4 pruebas. Carlos García Prieto se retó a sí mismo en los cuatro puntos más duros del planeta: el más frío, el más caluroso, el más seco, y el más ventoso. 1.000 kilómetros, 1.000.000 de pasos.

Hay cosas que se planean y se desarrollan normalmente y hay otras que se planean y cuando estás en mitad del jaleo, piensas ¿pero quien me mandaría a mi? Ésta es una de las segundas.

The FOUR Deserts: 4 carreras de 250 kilómetros en autosuficiencia alimentaria en 14 meses, no es ninguna broma. Si la revista TIME al realizar una lista con las pruebas deportivas mas duras del mundo coloca The FOUR Deserts en segundo lugar, después del Paris-Dakar, y por tanto, la primera prueba a pie, será por algo. Lo único que este dato yo no lo tenía cuando empecé, y quizás aunque lo hubiera tenido, tampoco me hubiera importado mucho.

La idea de Racing the Planet, organizadora del evento, es seleccionar los 4 desiertos más duros del mundo: el más caluroso, el más frío, el más seco y el más ventoso y juntarlos en 4 carreras que la gente suele correr en, al menos, 4 años. Yo he pensado que se puede hacer en menos.

Gobi March

La china menos conocida

El Gobi es el desierto mas grande de Asia y uno de los mas grandes del mundo. Está situado entre el norte de China y el sur de Mongolia. El clima de este desierto es extremo y además cambia con rapidez, no sólo a lo largo del año sino que en un mismo día se pueden sufrir cambios de temperatura de mas de 30º. Con estas perspectivas nos enfrentamos a nuestro primer reto con los nervios de punta y grandes expectativas.

La ciudad de salida y llegada de la aventura es Kashgar, nombre mágico que nos traslada a la ruta de la seda, y a otros tiempos de lejanos exploradores. Allí el primero de los pasos a superar es el control del material obligatorio y los tramites administrativos, que concluyen con la entrega del dorsal. Dado que se corre la mayor parte del tiempo en solitario, la revisión es minuciosa y hay que llevar todo lo necesario.

Autosuficiencia quiere decir que llevamos todo lo que necesitamos para los seis días de carrera en la espalda, de manera que el dato más popular, con diferencia, es el peso de la mochila, que nos puede destrozar si no está calculado minuciosamente y si no hemos entrenado con ella, sobre todo si nuestro planteamiento es correr todo lo posible. De manera que según radio macuto, los pesos van desde 6,5 kilos a los mas de 15.

Con la mosca detrás de la oreja, después de descubrir varios que llevan menos peso que yo, embarcamos en unos autocares que nos trasladará por la Karakorum Highway , la carretera internacional más alta del mundo, hasta el primer campo. Las vistas desde la ventanilla son espectaculares y la ascensión y las curvas empiezan a hacer efecto de manera que para cuando llegamos al campamento, los ánimos, MIS ánimos, están por los suelos, no hemos empezado y ya estoy malísimo... La noche es un poco movidita pero cómoda y al día siguiente nos llega de los pueblos de alrededor una espectacular y multicolor fiesta que hace que mejore hasta nuestro estómago.

Poco después empieza la carrera y los nervios contenidos desaparecen como por ensalmo. El valle por el que corremos es muy profundo, y pensar que en la zona hay mas de 500 picos de mas de 4.000 metros impresiona aún más. Cada recodo del río nos ofrece nuevas vistas de interminables valles que desembocan en el nuestro y que nos sugieren expediciones y aventuras. Los habitantes locales están volcados con la carrera, para ellos es un acontecimiento que aprovechan para festejar al paso de cada uno de nosotros. El segundo campamento esta al borde del río, y tenemos la rara oportunidad de lavarnos, algo inédito en una carrera de este tipo.

En la segunda etapa seguimos recorriendo el río aguas abajo, hasta llegar a la desembocadura de otra corriente que tomamos al contrario hasta llegar a la meta, después de cruzar varios puentes colgantes, no si cierta inquietud. En la llegada, nos espera una sorpresa: esa noche la pasaremos en las casas de los habitantes locales, lo que se convierte en una de las experiencias humanas mas entrañables que recuerdo. La amabilidad y generosidad de esas gentes, que tienen poco de chinos, y que sin poseer nada, te ofrecen todo, hace que por un momento valoremos de otro modo a la raza humana. La noche es plácida y relajada y disfrutamos cada momento en esa casa Tajik.

La tercera etapa es dura, hay que subir a un paso a 3.800 metros y llegar arriba se hace interminable, se nota la falta de oxigeno, y esta empezando a nevar. Para cuando los primeros llegamos al campamento, esta lloviendo profusamente y siempre pensamos lo que sufren los que van detrás, más horas en pie con la mochila, más horas bajo la lluvia.

Llevamos ya tres etapas de unos 40 kilómetros y la cuarta es más o menos igual de larga, solo que en esta etapa cruzaremos varias veces un río. Racing the Planet, la organización, tiene como norma que si hay dos maneras de ir de un sitio a otro, siempre elige la más difícil, así que si, cruzamos el río, unas 50 veces... Las primeras intento saltar de piedra en piedra para no mojarme, pero vista la futilidad del intento la línea recta se convierte en mi trazado y el agua invisible es bienvenida porque refresca.

La siguiente etapa es la más temida, con unos 160 kilómetros ya recorridos, nos tocan unos 80 de un tirón y tiene pinta que hará calor. El paisaje cambia respecto a los otros días, si bien el recorrido sigue también un valle, éste está casi seco y el calor se nota como ningún otro día. Los kilómetros acumulados se hacen notar y después de más cruces de ríos, esta vez un tanto caudalosos llegamos a una meseta que parece un gigantesco horno. Me arrastro, más que corro, hasta que el calor empieza a bajar y con el relativo fresco de la noche consigo recuperarme para poder terminar la etapa, relativamente entero, bueno, dejémoslo en terminar la etapa. El tiempo limite para terminar la etapa doble es de casi dos días de manera que durante toda la noche continua un reguero de corredores que van entrando en meta más o menos hechos polvo, y hasta el día siguiente bien entrado el mediodía que no llegan los últimos no se cierra en control de llegada. El resto del día nos relamemos las heridas, y nos preparamos para la fiesta que después de una cortísima etapa de 14 kilómetros intentaremos celebrar.

Efectivamente, los kilómetros son pocos, pero machacados como estamos, se hacen eternos, aunque correr por las calles del viejo Kashgar es una experiencia inolvidable hasta que la mezquita de Id Kah, donde se ha instalado la llegada, aparece a la vuelta de la esquina y explotan todas las emociones contenidas. El cansancio se transforma en alegría y el hambre se calma con pizza y Coca Cola.

Atacama Crossing

El desolado norte de Chile

Sin apenas tiempo para disfrutar de la experiencia, y aún con arena en las zapatillas salimos para Chile en Agosto, todavía invierno, y con previsión de frío. San Pedro de Atacama es una ciudad mágica, su color, su luz, y el ambiente que se respira parece de otro mundo, y no he fumado nada... La cercanía de la carrera del Gobi hace que toda la parte administrativa la solucionemos con soltura y el síndrome de “¿qué se me ha olvidado?” no nos afecta tanto como en China, así como la altura, que a pesar de estar a casi 3.000 m. llevo mucho mejor. Aquí hay otro factor con el que no habíamos vivido antes que sí que es preocupante, el frío. Los días en San Pedro, más bajo que casi todo el trazado de la carrera hacen temer lo peor, y el problema es que la ropa pesa, y hay que llevarla encima. Al final me apoyo en el entrenamiento realizado y cargo la mochila con casi un kilo de más con un plumífero ligero y una camiseta de manga larga. La primera noche en el campamento, a 3.200m. es dura: menos las bolsas de comida liofilizada creo que todo lo demás estaba dentro del saco de dormir para darme calor. Una botella de agua a medias que dejamos fuera, del saco, no de la tienda, amaneció congelada, y la mañana prometía.

Otra característica de las carreras de Racing the Planet es que si hay 5 puntos de interés en la zona, la carrera pasará por todos ellos y teniendo el cuenta los nombres que hemos leído en los días previos a la carrera las expectativas son muchas: el Valle de la Luna, el Valle de la Muerte, el Salar de Atacama atraen a cualquiera con ganas de aventura.

La primera etapa es, como siempre, de reconocimiento, y la tomo con calma, sobre todo después de la paliza de China. Los kilómetros pasan y después de cientos de petroglifos y valles, llego al segundo campo, con una vista espectacular del volcán Licancabur.

La segunda etapa nos mete en un cañón tan estrecho que en poco tiempo desaparecen las orillas y no nos queda mas remedio que correr durante unos cuantos kilómetros directamente dentro del río, con el agua gélida. Los pies tardan en recuperar una temperatura normal y gracias a Dios se secan antes de una bajada espectacular por la duna del Valle de la Muerte.

El campamento tres está en las orillas de la laguna Cejar, que al atardecer nos ofrece unos reflejos y unos colores que se nos pone la carne de gallina, y esta vez, no por el frío. La tercera etapa es muy dura, el terreno es una especie de campo arado y duro, con vegetación de cañas hasta la cintura que hace que sea muy complicado correr en gran parte del recorrido, y después de tres controles, cuando se podría correr, las fuerzas están muy mermadas, de manera que intento mantener el ritmo más alto posible aplicando los principios del CaCo hasta el campamento cuarto.

El día siguiente esta en la cabeza de todos, debemos cruzar el Salar de Atacama y promete ser épico. La etapa empieza con más de lo mismo de ayer, pero pronto cambia, y en medio de la nada, aparece un frondoso cañón que recorremos por el fondo, entre la vegetación y por el río, y parece que nos han teletransportado a la selva del amazonas. Para contrastar mas aún, a la salida del cañón nos encontramos con el desierto en todo su esplendor, o sea, nada de nada, ...una enorme planicie de ...nada que precede al Salar.

El Salar es sobre todo psicológico, parece que esta todo cerca y sin embargo son 15 kilómetros sin ver un alma. El terreno es imposible de correr, la capa de sal se rompe aleatoriamente para hundirnos hasta las rodillas o más en un agujero de bordes afilados. La llegada de esta etapa es verdaderamente un desfile de corredores sangrantes, pero contentos; hemos superado la prueba.

La etapa larga de 80 kilómetros es siempre dura, es mucha la carga que se lleva encima a estas alturas de carrera, pero más aún las ganas de terminar. Es la segunda prueba psicológica de la carrera y dada su duración, la etapa en la que se decide la clasificación. Mañana, se determinarán los puestos de llegada, porque la ultima etapa, de solo 9 kilómetros, poco puede hacer para cambiar nada. Lo importante es valorarse en todo momento, pero no de manera puntual, sino relativa a los kilómetros que faltan, es decir, debemos ser capaces de valorar instantáneamente si la velocidad que llevamos es adecuada (para nosotros) teniendo en cuenta nuestro nivel físico. Acabar corriendo creo que es una buena señal de que hemos calculado bien y hemos dejado algo de fuerza para el final, y a eso de la 1 de mañana llego al campo en donde me tiro dentro de la tienda después de comer algo más decente que un gel y me quedo frito.

El día siguiente es como siempre la jornada de descanso para unos y la del ultimo esfuerzo para otros, corredores que deben aún terminar la etapa larga llegan hasta bien entrada la mañana. La ultima etapa y llegada a San Pedro es como siempre una explosión de emociones. Cada uno demuestra como le parece la alegría del reto conseguido y hay auténticos lagrimeos.

Sahara Race

El Egipto menos conocido

La tercera prueba promete un cambio de temperatura radical, de los cero grados de Chile a los 40 de Egipto: adaptación es la palabra mágica. El encuentro es en El Cairo, que me llama la atención por lo sucia y descuidada, y como siempre después de las verificaciones que ya nos las sabemos de memoria se parte para el primer campamento. La noche es cálida, la compañía, esta vez con otros dos españoles, magnifica y la carrera promete.

Las etapas se desarrollan como siempre, y esa tranquilidad relativa de saber lo que te espera es siempre de agradecer. La diferencia respecto a las otras carreras es básicamente la arena: toneladas de arena que nos acompañarán en 200 de los 250 kilómetros de la carrera. Eso y las altas temperaturas hacen que esta prueba sea un clásico de las carreras de desierto, es decir, que tiene lo que te esperas que tenga, además de un paisaje magnífico. Toda la carrera se desarrolla en torno al desierto blanco o Sahara El Beda en su nombre árabe y nos embobamos contemplando las construcciones de rocas calcáreas blancas a las que la erosión ha dado interesantes formas.

Las primeras etapas son casi de adaptación, la temperatura, la pisada que se hunde en la arena, ...y el peso de la mochila, que no nos abandona nunca son los factores con los que tendremos que brear, aunque el entorno es espectacular. Directamente en la primera etapa ya empiezan las bajas, el calor hace estragos y cada uno utiliza la estrategia que considera más oportuna: yo decido aumentar la ingestión de sales, Magnesio, Potasio y Sodio y parece que funciona ya que mantengo los dos primeros días un buen ritmo.

Lo interesante de las carreras de aventura es que la certeza no existe, algo que en cualquier otro campo creo que no sucede, pero aquí, aunque se haga siempre lo mismo, y vaya bien, puede que no siempre lo haga. Efectivamente, la tercera etapa ha sido dura, muy dura. El calor, el cansancio, todo, ...y el resultado es un final de etapa caminando y acabando in extremis. 4 litros de agua con Adiaril después, me empiezo a encontrar mejor y puedo comer algo, lo que acelera la recuperación, y me da una lección: no importa cuan experto te creas, en cualquier momento, ...la cagas.

La cuarta etapa es de recuperación, y la tomo con calma, Andrés, y José, los otros españoles, van a su ritmo, y yo me quiero recuperar para la larga, así que me relajo, y disfruto del paisaje. El campamento es magnifico y los atardeceres, uno mejor que otro. Si alguien duda porque hacemos estas carreras, que venga a ver uno y lo entenderá todo.

La etapa larga es ...muy larga, es decir, más de lo normal, 100 kilómetros de caminos arena y piedras por encima de una meseta es lo que nos han preparado. Enciendo todos los sensores corporales para intentar conseguir un ritmo adecuado que me permita completarla lo mejor posible y debo decir que tengo ya cierta practica con eso. El día transcurre lentamente y la noche me pilla en el kilómetro 70 más o menos, lo cual no es un problema ya que me encanta correr de noche, así que me preparo un arroz con atún, y me lo zampo sin parar de caminar, para coger algo de fuerzas. El campamento casi lo huelo antes de llegar y como algo rápidamente antes de caer rendido.

Dado que estamos lejos de El Cairo, necesitamos hacer un pequeño transfer en autocar, para la ultima etapa que corremos en las pirámides, y solo pensar en correr en semejante sitio merece la pena. Nos dejan en un barrio de la ciudad no lejos de la meseta de Giza y efectivamente puedo confirmar que El Cairo es un nido de mierda, conozco muchas ciudades musulmanas y no son así, pero estamos demasiado emocionados por terminar la carrera y por la última etapa como para que nos importe.

La sensación es maravillosa, correr a pie en medio de semejantes bloques de historia, por lo menos a mi me impresiona. Keops, Kefrén y Micerino, nombres que parecen mágicos, sirven de telón de fondo a nuestra llegada, que desde luego yo considero faraónica.

Antártida

El último desierto

Son más de cuatro, seguro que los sitios inhóspitos del mundo son más de cuatro, pero para mi estos han sido extremos y me queda el más lejano, el más perdido de todos.

La llegada a Ushuaia en la Patagonia argentina es movidita, el pequeño avión que nos trae de Buenos Aires es sacudido por fortísimas corrientes de aire que hace que parezca una coctelera, y como consecuencia, varios pasajeros nos enseñan lo que han desayunado. El primer contacto con la naturaleza en estado puro. Ushuaia es una curiosa y pintoresca ciudad y además es la situada más al sur del mundo, lo que aprovechan al máximo los locales con todo tipo de recuerdos artesanales. También es el punto de encuentro de la carrera.

Tras un par de noches en hotel, embarcamos en el Profesor Molchanov, un rompehielos ruso construido en los 80 para investigación polar, y rehabilitado para la navegación turística en la zona, que se convertirá en nuestra casa para los próximos 10 días. La dureza del ultimo viaje ha dejado señas en la nave, y nos comunican, nada mas embarcar y con los labios en la copa de champagne, que el casco tiene un agujero y a menos que no se repare, puede suspenderse la aventura. El buen rollito se adormece un poco, aunque teniendo en cuanta que no podemos hacer nada, intentamos disfrutar de la aventura igualmente, llegue donde llegue. En cualquier caso, parece que los rezos a San Cristóbal, el patrón de los viajeros, echan una mano a los buzos argentinos, y al atardecer del día siguiente zarpamos hacia el canal de Drake, dos días de navegación en medio de la nada, necesarios para llegar a la península Antártida. La visita de dos ballenas jorobadas que juegan con la nave durante más de una hora, el segundo día, rompe un poco la monotonía, que consiste en consumir ingentes cantidades de Biodramina. Finalmente avistamos tierra, y nos preparamos para nuestro primer desembarco en Cuverville Island.

La Antártida en una enorme área protegida por el Tratado Antártico de 1956, que en un protocolo firmado posteriormente, incluye una serie de medidas extremadamente rígidas para la protección del medio ambiente, y que hacen que la carrera sea algo excepcional en estas latitudes. Esta se desarrolla de un modo particular, también precisamente por la particularidad del sitio. Si bien es cierto que el objetivo es correr 250 kilómetros, como las otras carreras, en este caso se corre a tiempo y en un circuito marcado, es decir, que cuando se acaba el tiempo dado por la organización, se contabilizan las vueltas dadas al circuito y gana el que mas distancia recorre.

La idea, como carrera, puede parecer un ladrillo espeluznante, sobre todo cuando los circuitos pueden ser hasta de 700 metros, pero debo decir, que cuando se corre en semejante ambiente, y rodeado de pingüinos, en tiempo pasa volando, y antes de que te des cuenta termina el tiempo marcado.

La enorme cantidad de nieve acumulada, y completamente virgen, no deja otra opción que hacer circuitos muy cortos, y a pesar de todo, las primeras vueltas, son durísimas, con un estrecho paso, donde a duras penas se puede adelantar, y con la nieve, aun muy blanda en la que nos hundimos al correr. El paso de 28 corredores vuelta tras vuelta, hace que el camino se ensanche y se endurezca y poco a poco se puede correr ligeramente mejor, aunque el abuso de Biodramina hace que en la primera etapa, la cabeza me de vueltas como a la niña del exorcista lo que me hace perder algo de tiempo.

Regresamos a las zodiac que nos lleva de nuevo al barco sorteando icebergs, y éste inicia en seguida la navegación hacia otra bahía. Moverse por la península antártida en mucho más calmado que el famoso estrecho de Drake. Las aguas parecen plomo fundido, y solo la proa de nuestra nave altera la superficie con pequeñas olas. En cuanto comemos, salimos todos a cubierta a mirar embobados todo lo que nos rodea, se tiene la sensación de estar verdaderamente lejos de todo.

Las etapas se suceden con absoluta irregularidad, dependemos del movimiento de la nave, del tiempo, de la cantidad de nieve y de cualquier otra cosa que nos pueda afectar, y la palabra clave es adaptación, de manera que hay etapas que salen a las 4 de la mañana, otras por la tarde y hay algún día que hacemos doblete. El tercer día disfrutamos de una pequeña degustación de lo que puede ser el tiempo en invierno y corremos 5 horas con una tormenta de nieve y viento. Al final, se reducen a 4 horas y media, y algún caso de hipotermia leve.

El cuarto día de carrera se suspende, ya que al llegar a Dorian Bay, una base argentina, la nieve acumulada llega por encima de la cintura y es imposible correr, con lo que tenemos una tarde de relax. El primer clasificado lleva algo menos de 80 kilómetros acumulados, poco respecto a otros años, pero nunca han encontrado tantísima nieve.

El próximo desembarco esta previsto en la Isla Decepción, y es precisamente eso lo que obtenemos, el vento empieza a crecer y llega a los 80 Km/h, con lo que el capitán decide no intentar la estrecha entrada de la isla y dirigirnos al punto siguiente, La Bahía de la Media Luna (Half Moon Bay). Para entonces el viento ha subido hasta los 100km/h y las olas llegan a los 12 metros, por lo que se cierran por seguridad las escotillas a la cubierta y se pone rumbo a Ushuaia. Cada uno se agarra a lo que puede, la mayoría de nuevo al bote de Biodramina, o al parche de Escopolamina para el mareo, e intentamos sobrevivir como se puede en los increíbles balanceos del Profesor Molchanov, que durarán dos días. La dependencia del ser humano a los caprichos de la naturaleza se ve plasmada más que nunca en esta experiencia, que al final esta muy lejos del objetivo de los 250 kilómetros, pero que ha sido quizás la mas espectacular de todas ellas.

Los cuatro desiertos están cumplidos, el reto esta terminado y una normal sensación de vacío que atenaza el estómago, ya la conozco, la he sentido más veces, y solo hay una cura,... una nueva aventura.

CaCo

Que demonios significa eso?, pues muy sencillo, es el paso típico de un trailer, es decir, uno que corre fuera del asfalto y quiere decir, Caminar- Correr.

Las condiciones de terreno en montaña, o en un desierto, no permiten, mantener un ritmo constante, como en una carrera de ruta. El ritmo debe adecuarse al terreno. Una cuesta empinada, una etapa larga o un sendero muy técnico pueden obligarnos a caminar.

En una carrera normal, puede ser visto como un desastre, estar bajo de forma, pero en las carreras de Trail o de aventura es el paso normal de carrera, hasta los primeros clasificados tarde o temprano caminan. El objetivo es lógicamente caminar lo menos posible, para ir mas rápido, aunque debemos tener en cuenta, que sobre todo en subidas, hay veces que caminando se corre mas que corriendo, ....bonito trabalenguas.

Más información: www.ultrarun.es, www.4deserts.com


Carlos García Prieto 'Ultrarun', atravesando el desierto de Atacama en Chile


En el Gobi March en China. El valle por el que corremos es muy profundo, y pensar que en la zona hay mas de 500 picos de mas de 4.000 metros impresiona aún más

Racing the Planet, la organización, tiene como norma que si hay dos maneras de ir de un sitio a otro, siempre elige la más difícil, así que si, en el Gobi March cruzamos el río, unas 50 veces...

El Valle de la Luna, el Valle de la Muerte, el Salar de Atacama atraen a cualquiera con ganas de aventura

La Sahara Race se desarrolla en torno al desierto blanco o Sahara El Beda en su nombre árabe y nos embobamos contemplando las construcciones de rocas calcáreas blancas a las que la erosión ha dado interesantes formas

Keops, Kefrén y Micerino, nombres que parecen mágicos, sirven de telón de fondo a la llegada

La arena y las altas temperaturas hacen que la Sahara Race sea un clásico de las carreras de desierto, es decir, que tiene lo que te esperas que tenga, además de un paisaje magnífico

Tras dos días de navegación en medio de la nada, necesarios para llegar a la península Antártida, finalmente desembarcamos en Cuverville Island

Si bien el objetivo es correr 250 kilómetros, como las otras carreras, en este caso se corre a tiempo y en un circuito marcado, es decir, que cuando se acaba el tiempo se cuentan las vueltas dadas al circuito y gana el que mas distancia recorre

Las primeras vueltas, son durísimas, con un estrecho paso, donde a duras penas se puede adelantar, y con la nieve, aun muy blanda en la que nos hundimos al correr

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Comentarios

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5 comentarios

5. Ali asno - 26 Abr 2011, 19:00
Carlitos, desde la escuela, 20 años si verte...Y te encuentro,no se como definirlo...Alucino. Me matas de envidia.Veinte años mas y te veré haciendo trekking extremo por la luna ( o quizá marte ). Sigue así .

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4. sapariciod23 - 24 Nov 2010, 09:52
tuu qe eress de jack's oo qe? de donde taas escapaao ;) esttas mas agrillao x) erees el putoo amo....jajaj ell proximoo retto vaas vaas coon una vaca!!

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3. Frans TrailRunnerBaloo - 28 Ago 2009, 10:21
¡ Atención ! ¡ Correr puede crear adicción !!!

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2. lhokko - 20 Ago 2009, 13:01
me lo apunto :P

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1. correcaminos - 20 Ago 2009, 12:52
Pero que envidia más sana me dás machote. Y que digan por ahí que correr es de cobardes

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