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Trekking del Khanchenjunga. Los Cinco Tesoros de las Nieves

El Khanchenjunga, 3ª montaña más alta del planeta, está situado en mitad de una remota zona que es el verdadero paraíso escondido del Himalaya. Javier Camacho nos lo muestra con sus fotografías.

Cara norte del Khanchenjunga. Foto: Javier Camacho GimenoCara norte del Khanchenjunga. Foto: Javier Camacho Gimeno

Texto y fotos: Javier Camacho Gimeno

Hacía mucho tiempo que tenía fijada mi vista en la increíble cumbre del Khanchenjunga que, con 8.586 metros de altura es la tercera montaña más alta del planeta.

Su nombre significa “Los cinco tesoros de las nieves”, por sus 5 picos (4 de ellos por encima de los 8.400m), en referencia a los 5 repositorios de Dios, que son oro, plata, gemas, cereal y libros sagrados.

Tres de sus 5 cimas (principal, central y sur) están en la frontera entre el distrito de Sikkim, en la India, y el de Taplejung, Nepal. Los otros dos están completamente dentro del distrito de Taplejung.

Una montaña remota

Debido a su remota ubicación en Nepal, y a su difícil acceso desde la India, la región de Khanchenjunga no suele estar muy concurrida por los alpinistas. Y es que el trekking al campo base de la montaña, tanto por la cara Sur (por la que transcurre la vía normal de ascenso) como por la impresionante cara Norte, se encuentra entre los más duros de todas las montañas de más de ocho mil metros.

Sobre lo remoto y poco visitado de este trekking a la norte del Khanchenjunga, solo decir que no nos encontramos con nadie en las largas y duras jornadas que nos costó llegar al campo base norte. Tampoco,descubrimos ninguna infraestructura para dormir o para comer. Ambas cosas no nos ocurrieron hasta que, al final, cruzamos, no sin problemas, el collado de Lapsang La, y pasamos al campo base sur y su aproximación. Es cierto que lo hicimos hace unos años, y es probable que las cosas hayan cambiado. Pero, en cualquier caso, ¡qué diferente en este aspecto al valle del Khumbu!

Atardecer sobre la cara sur del Khanchenjunga. Foto: Javier CamachoAtardecer sobre la cara sur del Khanchenjunga. Foto: Javier Camacho

Esta razón, (la tranquilidad y ausencia de trekkers, en contraposición a los saturados caminos de acceso al Everest o al Annapurna), junto con la belleza de la vasta área que comprende el Khanchenjunga, rodeado de no menos míticas cumbres, como el Jannu o los Kabru, hicieron que, en un año sabático en el que decidí no afrontar la escalada de ningún ochomil, me decidiera por un trekking fotográfico a esta increíble zona de los Himalayas.

El trekking

A la localidad de Taplejung, comienzo del trekking, se accede en vehículo desde Bhadrapur. Desde allí, la primera jornada es un descenso hasta Mitlung, puerta de entrada al valle que nos encaminará hacia la cara norte del Khanchenjunga.

Niños practicando karate en una escuela de Taplejung. Foto: Javier CamachoNiños practicando karate en una escuela de Taplejung. Foto: Javier Camacho

La ruta va ascendiendo poco a poco. Chirwa, primera etapa tras el comienzo, se encuentra a 1.240m, y el campo base del Khanchenjunga a 5.143m. Esos 4.000m son los que vamos a tener que superar en sucesivas jornadas.

Si hacemos la enumeración de etapas, nos daremos cuenta de que, como es lógico, algunas tienen poco desnivel. Como por ejemplo la tercera, con apenas 400 metros. Pero esto no debe llevarnos a engaño: incluso estas son etapas muy largas y duras, con caminos que son un continuo sube y baja.

El bosque subtropical

A 1.200m, en Nepal, el bosque es selvático, húmedo y cálido. Hay que tenerlo en cuenta. ¿Qué significa? En lo positivo que, a pie, es difícil imaginar mayor variedad de ecosistemas, desde el bosque subtropical hasta los grandes glaciares, inmensidades y soledades de las mayores alturas de la tierra.

Por eso, comenzaremos a andar por por un precioso paisaje, con muchos árboles y vegetación. Lo cual conlleva una contrapartida incómoda: la frondosidad es debida a las habituales lluvias. Como ejemplo, el primer día, entre Mitlung y Chirwa, no dejó de llovernos durante todo el trayecto.

Era solo la primera consecuencia de la lluvia: un día después, en la etapa que finaliza en Skathum, a 1.660m de altitud, hicieron su aparición unas diminutas sanguijuelas, compañeras de viaje que no nos abandonarían en unas cuantas jornadas.

La cosa se pone dura en cuanto abandonamos el valle principal, en la 4ª jornada, hacia uno secundario a su derecha que nos dejará tras varias jornadas al pie del Khanchenjunga. El primer día en este valle recóndito superaremos 1.000m de desnivel hasta Amjilosa, a 2.510m de altitud, llegando el segundo a Kiapar, a 2.730m de altitud.

La siguiente jornada, a pesar de su dureza, ascendiendo hasta los 3.695m de Ghunsa, estamos especialmente contentos: por fin nos abandonan nuestras amigas las sanguijuelas. Tal vez producto de la altura, tal vez por la disminución de la vegetación, tal vez porque, a pesar de estar bastante cubierto por las nubes, dejó de llover.

En el santuario del Khanchenjunga

El gran cambio, el que nos introduce en el santuario de la alta montaña, tiene lugar al día siguiente, al superar los 4.099m llegando a Khambachen. Es algo muy especial: el paisaje es verdaderamente sobrecogedor. La altura nos empieza a pesar, así que aprovechamos para aclimatar un día, y disfrutar de las maravillosas vistas de la increíble cara norte del Jannu, un paredón vertiginoso que se eleva varios miles de metros verticales hasta su cumbre, a 7.710m de altitud.

La imponente cara norte del Jannu. Foto: Javier CamachoLa imponente cara norte del Jannu. Foto: Javier Camacho

Desde allí hasta el campo base solo queda sobrecogerse por la majestuosidad, inmensidad y belleza del gran Himalaya, un espectáculo de impresionantes montañas. El viaje fotográfico ya ha comenzado.

La primera gran imagen la encontramos en Pangpema, a 5.143m. Realmente, se trata del apenas empleado campo base norte de este ochomil. Desde allí la vista del Khanchen es ciertamente abrumadora. He visto casi todos los ochomiles, pero pocas veces había visto una pared de nieve, hielo y roca tan vasta y asombrosa.

Una vez allí, buscamos localizaciones. La primera, como no, fue el amanecer en la norte del Kanchenjunga. Recibe las primeras luces de la mañana, tiñéndose de colores cálidos, así que madrugamos y nos dirigimos por el glaciar hacia el campo base de la imponente cara norte, todo un espectáculo de muros y enormes seracs de hielo colgando sobre la pared. Visto desde allí, se antoja muy difícil tan siquiera intuir una vía que flanquee todas esas dificultades y encuentre un paso hacia cima.

Amanece en la inmensidad de la cara norte del Khanchenjunga. Foto: Javier CamachoAmanece en la inmensidad de la cara norte del Khanchenjunga. Foto: Javier Camacho

El silencio reinante es roto de vez en cuando por el crujido del glaciar en su lento fluir valle hacia abajo y por las enormes avalanchas que caen de las escarpadas paredes.

Fueron dos días en Pangpema haciendo fotos, buscando las mejores luces del amanecer y del atardecer. Incluso sacamos fuerzas para conseguir alguna nocturna del Khanchen y del espectacular Ramthang Chang, o del Wedge Peak, de 6802m, que se encuentra justo a nuestro lado, o del bello Gimmigela Chuli, de 7350m de altitud.

Fotografía nocturna de la norte del Khanchenjunga. Foto: Javier CamachoFotografía nocturna de la norte del Khanchenjunga. Foto: Javier Camacho
Wedge Peak al amanecer. Foto: Javier CamachoWedge Peak al amanecer. Foto: Javier Camacho

Nuestros planes fotográficos nos llevaron de nuevo a Khambachen, descendiendo para subir al campo base del Jannu, gran objetivo también de nuestro trekking.

Lo cierto es que si desde Khambachen el Jannu es espectacular, desde el campo base es increíble. Una pared vertical que se lanza contra el cielo varios miles de metros hasta llegar a los 7710m.

Cara norte del Jannu. Foto: Javier CamachoCara norte del Jannu. Foto: Javier Camacho

Una buena opción, una vez allí, es cruzar a la cara sur del Kanchenjunga, a través del collado de Lapsang La. Es la que tomamos.

Eso sí: es una buena opción en lo referente al interés y la belleza, porque el acceso no es nada fácil. Además de estar muy poco marcado el sendero, lo que provocó un retraso que nos hizo tener que dormir a mitad del camino, cerca del collado encontramos neveros no previstos; al no llevar crampones, tuvimos que sortearlos con cuidado. Finalmente, descendimos a Ramche, a 4.370m, en donde nos repusimos durante un día del esfuerzo del paso del Lapsang La.

Cara oeste del Jannu. Foto: Javier CamachoCara oeste del Jannu. Foto: Javier Camacho

Por fin, al día siguiente, al llegar a Oktang, vislumbramos la cara sur del Khanchenjunga. Por ella transcurre la ruta normal de ascensión. Y también es impresionante.

Atardecer sobre la cara sur del Khanchenjunga. Foto: Javier CamachoAtardecer sobre la cara sur del Khanchenjunga. Foto: Javier Camacho

Queríamos haber llegado hasta el campo base del Kanchen y quedarnos allí un par de días, pero al final no pudo ser. Nos quedamos muy cerca pero no llegamos, improvisando una noche en el glaciar.

Cara sureste del Jannu, desde cerca del campo base del Khanchenjunga. Foto: Javier CamachoCara sureste del Jannu, desde cerca del campo base del Khanchenjunga. Foto: Javier Camacho
Hora azul en la cara sur del Khanchenjunga. Foto: Javier CamachoHora azul en la cara sur del Khanchenjunga. Foto: Javier Camacho

Quedaba el largo y duro camino de vuelta hasta Taplejun, nuestro punto de origen, tras varios días de descenso. Fueron un poco aliviados por alguna precaria infraestructura que, a diferencia del acceso norte, encontramos. También nos cruzamos con varios trekkers, que subían hasta el campo base e, incluso, nos pudimos tomar alguna cerveza celebrando nuestro viaje.

Porteador que nos acompañó durante el trekking. Foto: Javier CamachoPorteador que nos acompañó durante el trekking. Foto: Javier Camacho

Una ruta inolvidable en el corazón del Himalaya. Las fotos y recuerdos de la misma estarán siempre con nosotros.

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