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Three From Hell: 3 aperturas de A4, A4+ y A5 en el tórrido verano del desierto de Moab. Pelut y Gibert

Artificial a más de 40ºC en Utduro en la Fortaah

Gancho carnicero en la Gothic Nightmare. Foto: David Palmada
Gancho carnicero en la Gothic Nightmare. Foto: David Palmada

David Palmada “Pelut” y Joan Gibert pasan 20 días perdidos en el desierto, a más de 40º, en pleno mes de agosto, escalando en la precaria arena de las torres del Moab, y consiguen 3 aperturas de A4+, A5 y A4/6c.

Como era de esperar, no tienen ningún tipo de compañía en todos estos días; en Utah no se escala en verano.

¿Y por qué entonces ellos viajaron allí en pleno mes de agosto?

En el artículo lo explica Pelut. Y tiene su sentido: si se realizan expediciones invernales a ochomiles, es porque, independientemente de que el clima está al límite humano tolerable, el invierno es la esencia de aquellas cordilleras. Pues a la inversa, el verano es la esencia del desierto.

Según él, si nadie se extraña porque se realizan invernales, nadie debería extrañarse tampoco de que se busque el verano en el desierto para realizar las escaladas.

Pelut y Gibert en las Las Mistery Towers, en Moab. Foto: David Palmada
Pelut y Gibert en las Las Mistery Towers, en Moab. Foto: David Palmada

Three from hell, por David Palmada, “Pelut”

¡¡Atención atención!! ¡¡Última llamada, el tren con destino al infierno está a punto de partir!! Si creen estar preparados para tan caluroso viaje pasen, acomódense y prepárense para descubrir un paraíso de placer en las mismísimas entrañas del infierno…prepárense para descubrir “THREE FROM HELL”.

UTAH, agosto 2019, 12:00pm. Un sol abrasador cae sin piedad sobre nuestras cabezas, el termómetro se viene arriba marcando 42 grados, como advirtiéndonos de que el viaje no va a ser fácil: nos está indicando que hemos llegado al mismo epicentro del infierno.

Os puedo asegurar que cuando sales del avión en Salt Lake City y respiras la primera bocanada de aire húmedo y ardiendo, y la presión se te desploma de golpe, empiezas a entender el significado de la palabra “Hell”. Esa fue la primera mirada que me dedicó Joan solo pisar suelo americano, una mirada que decía “dónde coño me has traído”.

Es su primera visita a Estados Unidos. Joan es un motivado donde los haya, un alma gemela que a veces me parece mi espejo: mecánico, músico y amante del artifo y del heavy metal. Una joya en bruto de la que enseguida me di cuenta de que podía ser el compañero ideal para mi plan cuando me dijo la frase mágica: ¡yo no me llevaré pies de gato!

Es normal, cuando visitamos un país por primera vez, querer hacer algo de turismo y escalar alguna vía clásica local. Pero Joan tenía muy claro que lo que quería era “escalar y abrir vías. Y cuantas más mejor”. Es lo que más nos apetecía a los dos.

Llamé a mi proyecto de este año ”Three From Hell”: 3 torres en el mismo infierno, un horno a 45ºC en el que la sequedad del ambiente hace que te revienten las pequeñas venas de la nariz, la cantidad de partículas en suspensión que lleva el aire te rayan los ojos, y las altas temperaturas te van deshidratando cada día un poco más. Al final cuesta hasta pensar, amplificándose el efecto stop-brain.

Desierto de Moab. Foto: David Palmada, Pelut
Desierto de Moab. Foto: David Palmada, Pelut

Un escenario perfecto para llevar a cabo una nueva actividad: la apertura de 3 nuevas rutas en 3 torres diferentes.

El lugar elegido fueron las Mistery Towers, con una de las rocas más precarias del planeta. Solo decir que los locales, antes de escalar en ellas, recomiendan probar en las Fisher Towers. En las Mistery la roca es mucho más frágil y precaria que en las Fisher…

Pero aquí yo juego con ventaja, pues todo esto no es nuevo para mí. Conozco la zona, y sabía exactamente donde quería ir y qué torres quería escalar, ya que 2 años antes estuve haciendo de zapador por la zona de las Misterys. Por calcular el ahorro de tiempo que esto supone, la primera vez me costó 4 días tan solo encontrar el camino a las Torres…y eso significa que este año podemos escalar 4 días más…

Pero para Joan todo es nuevo, él vive en un “flipe constante”. Os aseguro que, si es la primera vez que visitas la zona, flipas, y mucho. Todo te sorprende y te alucina, es como si estuvieras dentro de una película. Y si encima eres mecánico, solo viendo pasar por la carretera coches, camiones y motos…

Desierto de Moab. Foto: David Palmada, Pelut
Desierto de Moab. Foto: David Palmada, Pelut

3 semanas, 3 torres, 3 nuevas vías

Nuestro objetivo era claro: 3 semanas-3 torres-3 nuevas rutas. Las torres elegidas a priori fueron la ”Gothic nightmare” (la más grande de todas y la primera que queríamos abrir, por un tema logístico que os contaré a continuación), la segunda torre seria la “Citadel”> y la tercera y última la “Doric Columm” (columna dórica), por ubicación estratégica.

En este tipo de movidas la logística y la buena organización es muy importante si quieres llegar a buen puerto con tu actividad. Primero porque dispones de pocos días, y segundo porque la climatología del lugar te lo pone muy difícil. Las altas temperaturas te obligan a tener que llevar muchísimo líquido para poder hidratarte bien. Porque os hagáis una idea, hemos estado consumiendo unos 8 litros persona-día. Eso hace que la cantidad de agua porteada sea bestial.

Aproximación a las Mistery Towers. Foto: David Palmada
Aproximación a las Mistery Towers. Foto: David Palmada

Por eso tenía clara la estrategia: empezar por la Pesadilla Gótica y una vez en la cima de la primera torre rapelar por la cara opuesta, en donde nos encontraríamos delante de Citadel, la segunda torre que queríamos escalar. De esta manera ahorrábamos mucho tiempo en tener que portear el material y el agua a pie de la segunda torre, y de ahí a la tercera ya era coser y cantar.

Pero como suele pasar en estas movidas, siempre hay cambios e improvisaciones varias. En nuestro caso ocurrió que, cuando Joan vio la Columna dórica por primera vez, solo deseaba subirse a esa torre. Así que decidimos que esa sería la segunda que escalaríamos.

Después de las obligatorias compras en Moab, incluyendo la típica nevera repleta hasta los topes de cerveza light, nos empezamos a castigar subiendo material al campo base. Íbamos muy motivados, tanto que incluso en un día hicimos dos porteos de material; eso, junto al jet lag que teníamos y la calufa infernal que nos tocaba sufrir, hizo que empezáramos a caer en un estado de muerte-destrucción del cual nos costó recuperarnos hasta tiempo después del viaje. Porque eso sí: si algo no tuvimos en este viaje fue descanso, ni uuun sooolo día de desconexión, NIII UNOOO (y tengo que reconocer que algún día lo eché en falta).

Al pie de las Mistery Towers. Foto: David Palmada, Pelut
Al pie de las Mistery Towers. Foto: David Palmada, Pelut

Gothic Nightmare. DESERT MONKEYS A4+/V 215MTS

Con casi todo el material a pie de vía no quedaba mas que empezar a escalar la pesadilla.

La línea que elegimos busca lo más acrobático de la pared, superando unos grandes techos al principio, para ir conectando una especie de fisuras en la parte superior y salir por la súper fisura final que se ve clarísima desde pie de vía.

Joan tomando contacto con las Towers. Foto: David Palmada
Joan tomando contacto con las Towers. Foto: David Palmada

Este tipo de aperturas siempre están llenos de incógnitas. ¿Qué habrá en este tipo de aperturas que no se ve desde el suelo? Llegan las sorpresas. Y la Gótica nos tenía unas cuantas preparadas.

Lo importante en esos primeros días era que Joan se hiciera con el lugar y la roca, viendo de qué iba el tema. La primera visita a las Torres cuesta pillar el feeling, comprender que no vas a morir sepultado bajo toneladas de arena. Nos ponemos manos a la obra y empezamos a progresar por la Gótica lentamente, hasta llegar a la primera sección de techos. Allí espero a que se vaya el sol para poder escalar con más comodidad, e intentar disfrutar de un largo que se intuye intenso.

Escalando en la Gothic Tower. Foto: David Palmada
Escalando en la Gothic Tower. Foto: David Palmada

Una de las conversaciones obligatorias a diario con Joan era sobre intentar hacerle ver el por qué escalar en Agosto, en la época más tórrida. ¿No sería más sencillo en otra estación?

Para mí tiene sentido, porque ofrece una experiencia reveladora y aumenta el compromiso: completamente solos sin ningún humano en kilómetros a la redonda, sin cobertura, con un sol abrasador que hace que te empieces a cuestionar muchas cosas que pueden hacer peligrar el buen fin de la expedición porque te anula la motivación, la cabeza hace de las suyas…

En realidad es el mismo sentido que hace que un alpinista vaya a intentar una invernal en el Karakorum. Ahí se entiende que se busque el límite y la esencia, nadie le comenta si no sería más fácil ir cuando no hace tanto frío. Pues aquí la esencia es el desierto y el calor.

Gancheando en la Gothic Tower. Foto: David Palmada
Gancheando en la Gothic Tower. Foto: David Palmada

Pero todo esta teoría desaparece cuando el cuerpo se agota y la cabeza desvaría. ¡¡Puto calor!! ¡¡Necesito una ducha fría!! Te viene constantemente a la cabeza una nevera repleta de hielo, con todas las cervezas dentro, pero estás a pleno sol aguantando toneladas de arena que te caen encima, bebiendo agua a 50 grados, con lagartos que pasan a tu lado y te miran como si fueras ya uno de ellos. ¡A lo mejor estamos mutando y no nos hemos dado cuenta!

Entonces es cuando te viene a la cabeza que nadie, ningún escalador local, escala en agosto. ¡¡Nadie!! Así que toca aplicar psicología barata, y recordarte que la movida cobra mucho más interés y dificultad en épocas veraniegas.

Y es que lo cierto es que todo se vive muchísimo más intenso. Aprendes a controlar parte de tu cuerpo y de tu mente que tienes aletargadas. Tienes que aprender a hidratar en ese medio para no llegar por la noche con calambres en los antebrazos y cuádriceps (aquí triunfan las pastillas de sal). Todo esto hace que nos sintamos como si el mundo se hubiese parado y solo existiéramos nosotros. Gritamos a los vientos y solo nos responde el eco. ¡Es fantástico!

Largos intensos y de muchísimo trabajo. Foto: David Palmada
Largos intensos y de muchísimo trabajo. Foto: David Palmada

Entre reflexiones y conversaciones sumamos metros los primeros días. Joan ya ha tenido su primera toma de contacto con la roca, ha vibrado y, lo más importante, ha disfrutado muchísimo. ¡¡Vamos bien!! Ya estamos ambos en modo croqueta, rebozados por completo, ya que la parte superior, después de todos los techos, tiene mucho barro.

En estos primeros días podemos sentir en nuestras carnes la potencia y la furia de las tormentas del desierto. El ambiente, cargado de electricidad, hace que cada día tengamos festival de rayos y truenos. Os aseguro que cuando sientes la primera ráfaga de aire cargado de electricidad lo que menos deseas es estar en la pared. Es tal el pánico que uno de esos días en los que el hijo del trueno descargaba con muchísima furia que Joan, que estaba en la reunión asegurándome, quiso bajarse sin mirar atrás, así que uno por un lado y el otro por el otro bajamos al campo base a terminar de disfrutar del espectáculo...¡desde el suelo!

Formaciones góticas en la Gothic Tower. Foto: David Palmada
Formaciones góticas en la Gothic Tower. Foto: David Palmada

Si la tormenta viene con lluvia no se puede escalar en las Torres. Te limitas a disfrutar del espectáculo que se genera a tu alrededor: todo se transforma en un gigantesco barranco escupiendo agua por todos los lados. Una vez terminada la tormenta, el agua desaparece en cuestión de minutos, y las rocas se secan a ritmo vertiginoso debido a la cantidad de temperatura almacenada en ellas.

Al final todo vuelve a la normalidad, y nosotros también. Nos encontramos disfrutando de un merecido descanso después de finalizar un largo de ensueño, la típica microfisura por la que se progresa a base de anclas y bird-beaks, donde a cada metro que ganas te sientes más excitado, deseando que no acabe nunca y, a la vez, que aparezca un buen agujero para meter un clavo a cañón. Pero eso no ocurre, así que la excitación es máxima. Joan vibra y yo vibro viéndole vibrar a él. Me gusta que disfrute, que sienta lo que yo experimente años atrás en mis primeras visitas a las Torres. Algo brutal.

Al día siguiente tenemos plato estrella: péndulo para cambiar de trayectoria y buscar una fisura mejor que la que tenemos por encima.

Vivac del péndulo. Foto: David Palmada
Vivac del péndulo. Foto: David Palmada

Comienzo con el péndulo y cuando quiero darme cuenta voy corriendo por la pared. La intuición ha triunfado y progreso por una fisura medio buena sin chapar la cuerda para poder subir y montar la reunión como mínimo a la misma altura que la otra. Largo intenso en donde no se puede fallar, porque vas escalando todo el rato a dos puntos: pones un clavo, te cuelgas, pones otro, quitas el de abajo, lo vuelves a colocar por encima, y así hasta la reunión. No hay fallo posible...así son estos largos.

En la Gothic Tower. Foto: David Palmada
En la Gothic Tower. Foto: David Palmada

Pero el larguito de la muerte estaba por llegar, estos eran un regalito comparado con lo que nos esperaba: ¡EL CANALON! Un canalón guuarroo, tétrico, oscuro, dificilísimo de progresar, donde todo se te deshace, los seguros aguantan lo justo para pasar y con calma, Joan empieza a pelearse con el largo hasta que le revienta la cabeza y no puede más, destrozado psicológicamente me da el relevo, el largo cada vez se pone más cabrón, no para de bajar mierda, barro y más barro que va quemándote la piel, y barro que voy tirando encima de mi compañero. Un festival en toda regla. Deseando que acabe este suplicio, encajando cada pieza del puzle con mucho cariño consigo llegar al pie de la tan ansiada fisura de salida.

En el canalón. Foto: David Palmada
En el canalón. Foto: David Palmada

¡Ahora sí! toda la penuria pasada se te quita de golpe cuando ves el largo que te espera, una fisura de camalot 4 y 5, con la cima ya reclamándonos.

Foto: David Palmada
Foto: David Palmada

Disfrutamos de nuestro último vivac en la gótica antes de abrir el largo final que nos conduce a la tan ansiada cima, una de esas cumbres que recordaras para siempre, en especial si es la primera vez que escalas en las torres una cima virgen. La cumbre resulta ser un lomito muy fino ultra romántico donde pudimos deleitarnos un par de horas ya que el día acompañaba. Muy pocas veces tienes tanto tiempo para saborear una cima, porque siempre por A o por B siempre tienes que bajar cagando leches, así que aquí tuvimos un pequeño privilegio, aunque Joan estaba más tenso que la estática que llevábamos. Las sensaciones de cada uno solo las controla uno mismo, pero el recuerdo fijo que le perdurara para siempre.

Con toda la excitación de nuestra primera torre conseguida, la motivación va a la par con el cansancio, subiendo…reventados y extasiados al mismo tiempo, la gótica nos ha quitado más tiempo del que teníamos previsto, así que hay que apretarse el cinturón y no parar, ¿No querías tres torres desde el mismísimo infierno???pues las vamos a tener ya te digo. Muerte y destrucción por doquier.

Vertiginosa cima en Gothic. Foto: David Palmada
Vertiginosa cima en las Mistery Towers. Foto: David Palmada

Cima en la Gothic Tower. Foto: David Palmada
Cima en la Gothic Tower. Foto: David Palmada

Doric Column. EMPEBRATS FROM HELL A5/5.9 105MTS

Después de una bajada de la gótica de ingeniería total (montamos una tirolina para llevar lo petates a pie de la otra torre), decidimos que lo que más nos apetecía a los dos en ese preciso momento es escalar la impresionante columna dórica, dejando la citadel para la última, y como no nos debemos a nadie seguimos nuestro instinto y directos a la dórica que vamos.

Esta torre es “la torre”. Preciosa, esbelta, elegante, se alza majestuosa en mitad del circo separada del resto de paredes. Realmente tiene un magnetismos especial, tiene algo que hace que quieras estar ahí arriba, sentado, simplemente contemplando el valle.

En la Doric Column. Foto: David Palmada
En la Doric Column. Foto: David Palmada

Joan ya está on fire, reventado pero on fire total. El azar nos lleva a la cara norte de la torre, allí nos espera nuestra línea, línea brutal. Solo de pensarlo se me ponen los pelos de punta. Hacemos el porteo de material y no podemos esperar más, y el mismo atardecer ya atacamos. El primer largo progreso rápido, voy con mucho flow, parte de mi cerebro se ha destruido en la pesadilla y ya no siento dolor, no siento miedo, solo quiero escalar, solo quiero subir torres cada día con Joan. La destrucción está empezando hacer estragos en nuestras personas y se va notando, ¡no quiero bajarme nunca más de esa torre infernal!

Primer largo de la Dórica. Foto: David Palmada
Primer largo de la Dórica. Foto: David Palmada

Joan me convence recordándome las cervezas frías que tenemos en el frigo en la furgo a solo 2 horas…me termina convenciendo y dejamos para mañana lo que vendrá siendo otro largo épico.

Por fin llega el deseado amanecer, con muchas ganas de estar otra vez a pie de torre, y esta vez para no bajar ya hasta terminar la vía, pues la torre no es muy alta. Ancla tras ancla termino de encajar el rompecabezas del primer largo, largazo, apretadito, con el corazón latiendo fuerte. Monto reunión y le paso el relevo a Joan, parece un largo bastante ciego a priori, pero nooo, sorpresa limpiando Joan va escalando por una fisura precaria donde todo parece quedar fuerte pero no es así, con dos golpes de martillo la pieza colocada sale "cagando virutas”. Joan ya está completamente bajos los efectos de satanás, sus ojos le delatan, cundo ya no puede más me cede el relevo, no sin antes decirme ”brutal, el mejor largo que he escalado nunca”.

La emoción es máxima, y como además estamos a la sombra la energía fluye más fuerte que nunca, sensaciones difíciles de explicar, ”tower sensations”. A nuestra izquierda tenemos la gran clásica abierta en 1969, doric column, un canalón impresionante, nosotros estamos escalando por el filo, descubrimos una súper mega laja-fisura que va progresando en paralelo justo por todo el espolón, guapísimo, ambientazo garantizado, todo lo que tocas suena hueco, como si escalaras una estructura de porexpan, eso lo hace todo aún más intenso.

Lajas que parecen de Porexpán en la Doric. Foto: David Palmada
Lajas que parecen de Porexpán en la Doric. Foto: David Palmada

Seguimos cabalgando por la torre para dirigirnos a la parte central, en donde escalamos unas formaciones de barro dignas del mejor arquitecto, unas formaciones increíbles. Sentimos el poder de la naturaleza en cada paso. La adrenalina quemada que desprendo me indica que ha llegado la hora del libre. Unas salidas por unos bloques de la muerte me depositan a 15 metros de la cima de la torre, los cuales escalamos por la salida de la clásica columna dórica...y !cima!

En la cima de la Dórica. Foto: David Palmada
En la cima de la Dórica. Foto: David Palmada

Atardece en la cumbre de la dórica, ¡vamos! Joan navega por el ultimo largo de la torre entremedias, de un vacío impresionante,(en todas las torres la sensación de vacío y ambiente se multiplica por 3) y pronto nos abrazamos en el top de nuestra torre soñada.

Ambientazo máximo, rutón de la muerte y soledad, soledad y silencio solo interrumpidos por algún que otro grito de guerra. Ahora sí que estamos más cerca del Three From Hell.

La Fortaleza. MUERTE DESTRUCCION A4/6C (V+ OBLIGADO) 155MTS

Nos queda la última torre, la citadel, pero la realidad casi siempre supera a la ficción, y nos guardaba una sorpresa, una sorpresilla que ahora una vez en casa es de agradecer.

Dos años atrás yo divise una línea buenísima directa para subir a la torre, una línea ultra técnica por un sistema de microfisuras, esa es la línea que queríamos abrir en la torre, pero alguien se nos adelantó….alguien que me alegra mucho que haya sido él. Jim Beyer, en 2017, abrió la línea y la graduó como A6.

Así que rápidamente pasamos a nuestro plan B, la Fortaleza.

En esta mega muralla solo hay una vía abierta, y aquí se esconde una de las mejores rutas que he abierto nunca. Le muestro la línea a Joan y está totalmente de acuerdo y motivado, una fisura desplomada de principio a fin con una parte superior de roca excelente, así que le damos una vueltecita más de tuerca al tema y vamos a intentar abrir la ruta sin usar expansivos, toda clean.

Escalando en la Fortaleza. Foto: David Palmada
Escalando en la Fortaleza. Foto: David Palmada

Desporteamos todo el material de la dórica y lo depositamos a pie de fortaleza, pues esta muralla esta entre la dórica y la citadel. Así que sin esperar más Joan, que ya está licenciadísimo en las torres, empieza a pelearse con el primer largo de la vía, mientras tanto yo voy ordenando el material junto a varios nidos de “viudas negras” que, por suerte, solo salen a pasear de noche. Unas buenas fotitos nos regalan estos arácnidos, al igual que el pequeño escorpión que vino hacerme compañía mientras abríamos el primer largo. Siempre es de agradecer este tipo de visitas, sobre todo cuando te vuelve a tocar meter la mano dentro del canalón para limpiar la fisura, da “muuuu buen rollito”.

Nos vamos turnando con Joan pues la vía tiene muchísimo curro, a priori no se ve pero cuando empiezas a limpiar va apareciendo una fisura que en varios puntos llega a ser del camalot del 4, una pasada, y claro eso nos desgasta y nos ralentiza muchísimo.

La primera reunión queda perfecta, bastante sólida tirando a mucho, lo que viene siendo un trabajillo fino, pero tenemos que intentar buscar máxima protección pues la cantidad de barro, piedras y mierda que cae de arriba cuando el primero de cuerda escala es para flipar. A veces la desesperación nos hace terminar bajo los petates, con los aislantes por encima, a modo de escudo, mientras el compañero va escalando hasta de noche. El cansancio hace que nos volvamos súper irritables y todo nos dé pereza, en esta noche en concreto yo caí rendido acurrucado como un bicho-bola, lo que viene siendo una cochinilla, mi cuerpo estaba al límite de fatiga, necesitaba hacer un reset y la lluvia de barro no cesaba.

Protegiéndose de la tierra y el sol en la reunión en la Fortaleza. Foto: David Palmada
Protegiéndose de la tierra y el sol en la reunión en la Fortaleza. Foto: David Palmada

Joan estaba en el andamio sumergido en una orgia de barro-placer que le apartaba de la realidad, una realidad dura en la reunión, con ganas de desatarte y tirarte, pero esos 5 minutos salvadores de desconexión que consigues dormirte mientras el colega busca y mira el siguiente emplazamiento son suficientes para recobrar la cordura.

Vivac sin expansivos en Fortaleza. Foto: David Palmada
Vivac sin expansivos en Fortaleza. Foto: David Palmada

Nuestra ruta sigue avanzando a buen ritmo, pero esta vez el problema es un poco más serio: vamos muy justos de agua, y eso sí que es preocupante. Empezamos a beber poco, empezamos a racionar agua, pero vemos que no será suficiente pues esta pared es cara ¡sur! Aquí la suerte no nos acompaña del todo, está haciendo los días más calurosos de toda la expedición, soñamos con una botella de 1 galón de agua y dos coca colas y dos “mountaindrews” que tenemos abajo. Joan ha estado buena parte del día dándole duro a pleno sol, y esto pasa factura, se ha deshidratado, llegada la noche le veo jodido, muy jodido, se le va la cabeza, apenas hemos bebido y nos queda medio litro de agua para los dos y nos queda mínimo un día para terminar la ruta. Lo tengo claro: hay que bajar al base a por esa botella salvadora.

Joan dándole duro en la Fortaleza. Foto: David Palmada
Joan dándole duro en la Fortaleza. Foto: David Palmada

Así lo hacemos: preparo una bajada de emergencia y nos bajamos, con el fresco de la noche y un buen traguito de agua con isotónico Joan vuelve a ser persona, y mientras me confiesa que estaba muy mal yo le recuerdo el largazo que hemos abierto, épico, brutal de los que todo escalador le gustaría poder abrir, buua fisura desplomadilla. Los ánimos surten efecto, así que nos comemos una barrita para descansar un poco pues al día siguiente teníamos cita con la cumbre.

Aprovechamos el fresquito matinal para jumarear los más de 100mts hasta la última reunión, y aprovechar la sombra pues el sol empieza a reventar el cerebro sobre las 11:30am. Abro el último largo y poco puedo decir: excelente, 5 estrellas, en libre debe rondar el 6b/6c (pero eso lo dejamos para los repetidores) La mayor dificultad se encuentra en la salida por un caos de bloques rotos y sueltos que te ponen la piel de gallina, con esa salida en libre ya tuve suficiente, así que justo cuando el sol empezaba a achicharrar ¡cumbre!

Roca de ensueño en el último largo de Fortaleza. Foto: David Palmada
Roca de ensueño en el último largo de Fortaleza. Foto: David Palmada

Cima virgen toooda para nosotros, La fortaleza nos ha regalado una vía 5 estrellas, sin expansivos, con vivacs estelares y cima virgen en la más absoluta tranquilidad del desierto ¡Qué más podemos pedir? Y en la fortaleza cerramos nuestro pequeño proyecto de “tres desde el infierno” three from hell”.

Bueno, un infierno que ha sido nuestro hogar por veintitantos días, y en realidad ¡en el infierno tampoco se esta tan mal!

VIAS ABIERTAS

  • Pesadilla gotica: DESERT MONKEYS A4+/V 215MTS
  • Columna dórica: EMPEBRATS FROM HELL A5/5.9 105MTS
  • Fortaleza: MUERTE DESTRUCCION A4/6C (V+ OBLIGADO) 155MTS

DATOS CURIOSOS

Durante el proyecto three from hell en 20 dias de actividad consecutiva aquí va un mini inventario de lo que llegamos a subir a las torres.

  • 18 dias x12 litros dia 2 personas 216 litros
  • 40 bebidas azucaradas de medio litro(cocacolas y mountain dew) 20 litros
  • 4 litros de cerveza
  • 6 litros de bebidas energéticas
  • 24 sobres de comida liofilizada
  • 18 dias x4 barritas energeticas dia =72 barritas
  • 18 dias x4 geles energéticos dia= 72 geles
  • El peso de nuestros petates es de 23 kilos cada uno x5 115 kilos de material
  • 2 botes de crema solar

Doric Column, Fortaleza y Gothis Nightmare. Foto: David Palmada
Doric Column, Fortaleza y Gothis Nightmare. Foto: David Palmada

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