Fotos y video: Frank Kretschmann, enviadas por el autor, cortesÃa de Adidas Outdoor
Este pasado mes de abril, los escaladores del equipo Adidas, la neozelandesa Mayan Smith-Gobat y el estadounidense Ben Rueck formaron equipo con los escaladores chinos Liu Yongbang (Abond) y Xiao Ting para realizar una exploración de las posibilidades para la escalada en el valle de Qingfeng, que se encuentra situado en el más antiguo y de mayor extensión Parque Nacional de China: Zhangjiajie.
El Parque tiene más de 3000 torres, es Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, y a pesar de recibir más de 30 millones de visitantes al año, la estricta protección que recibe el lugar habÃa impedido escalar en las innumerables agujas de arenisca roja.
Los 4 han sido los primeros escaladores que jamás hayan recibido permiso para escalar en el Parque, situado en la provincia de Hunan. El objetivo, y las reglas, eran escalar intentado dejar el lugar y las paredes tal y como estaban; es decir: sin clavar ni abandonar nada, utilizando tan solo elementos extraÃbles de seguridad.
El equipo ha pasado un mes en el valle, luchando por encontrar los caminos de aproximación hasta la base de las torres a través de la cerrada jungla, para después comenzar a escalar en las mismas sin tener ni idea de lo que podrÃan encontrarse en la pared. Debido a la ausencia de fisuras continuas, y a la roca suelta, las escaladas han resultado muy comprometidas y demandantes, tanto fÃsica como mentalmente.
Ben y Mayan se centraron en dos de las torres más altas, en donde tuvieron que emplear toda su técnica y arrojo. Finalmente consiguieron 2 escaladas desde abajo de más de 300 metros. La principal ha sido Dragon’s nest, 5.13a (7c+). Liu Yongbang, por su parte, abrÃa Kungfu Emperor 5.13c (8a+), vÃa en la que se vio obligado a poner algún bolt, y la escaladora Xiao Ting aprendÃa lo que es la escalada clásica con su primera vÃa de primera poniendo cacharros, abriendo Kyo run 5.11a (6c).
No fueron las únicas escaladas, desde luego. Y en todas ellas tuvieron que gestionar fisuras que iban desde algunas en las que ni siquiera entraban sus dedos hasta otras en las que cabÃa su cuerpo entero, cercanas a las chimeneas.
Fueron los primeros en alcanzar esas cimas, a las que no puede accederse a pie. Son las primeras en un laberinto de innumerables torres rojas, todas vÃrgenes, que verdaderamente supondrÃan una vida entera de descubrimientos.