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Colin Haley. 1ª en solitario al Infinite Spur, Mt Foraker, Alaska. Pesadilla en el descenso

09 de Junio de 2016  |  Deja tu comentario
Tras conseguir ascender en solitario y en tan solo 12:29h a la inmensa arista del monte Foraker,Alaska, una borrasca le retuvo en el descenso, que le llevó 3 días sin dormir y sin detenerse.

Colin Haley
Colin Haley, en Infinity Spur

El estadounidense Colin Haley realizó la pasada semana la primera escalada en solitario de “Infinite Spur”, la interminable arista que lleva a la cima del Monte Foraker, o Sultana, según los nativos, en Alaska, recorrida por primera ven en 1977 por George Lowe y Michael Kennedy.

La escalada, compleja y muy comprometida, le llevó 12:29h, tiempo másrápido en el que nunca se haya realizado; apenas unos días antes, él mismo, para conocer el terreno, la había recorrido en 18:20h junto a Rob Smith, (1ª en menos de 24 horas). Sin embargo, el descenso se convirtió en una épica lucha por la supervivencia, similar a otras conocidas de la historia del alpinismo.

El ascenso no tuvo excesivas complicaciones, excepto las inherentes a una escalada así. Pero el descenso se convirtió en una pesadilla cuando una gran tormenta de las que sólo puede haber en Alaska le alcanzó. Colin Haley afirma que fue “una de las más intensas de su vida”. Eso, dicho por alguien como Haley, que ha realizado buena parte de su gran carrera como alpinista en el inclemente clima de Patagonia (realizó la 1ª travesía completa del Cerro Torre junto a Rolando Garibotti, o hace unos meses, la 1ª travesía completa en el día de la misma montaña), da una idea de lo vivido.

Infinity Spur, "uno de los mayores logros de la historia del alpinismo estadounidense"

Sultana tiene 5304m de altura en su cumbre principal o norte, y 5124 en la secundaria o sur. La Infinite Spur fue considerada tras su apertura en 11 días de 1977 como “uno de los mayores logros de la historia del alpinismo estadounidense”, y no ha sido repetida muchas veces: en 1988, 1ª por Bebie y Nelson; en 2000, por Blanchard y Tobien; ya en 2001 los tiempos bajaban , y Garibotti y Steve House consiguen escalarla en 25 horas. Pocas repeticiones más, incluyendo la de Simon y Samuel Anthamatten. Como puede verse, una escalada al alcance sólo de los más grandes.

Para aclimatar, Haley ascendió al Denali en solitario por la West Buttress (13º cima en esta montaña). También escaló, junto a Rob Smith, Sultana Ridge al mismo monte Foraker, su vía elegida para el descenso, aunque sin alcanzar la cumbre por el mal tiempo, finalizando su aclimatación con la ya mencionada escalada a Infinity Spur.

"Rolo" no sólo es el gran alpinista que todos conocemos, y probablemente el mejor conocedor de Patagonia, sino que tiene una muy buena experiencia con partes meteorológicos en montaña.

No sólo el día anterior, sino que la misma mañana que Colin comenzaba la escalada, los 5 modelos consultados afirmaban que la primera borrasca podía llegar el día 2 de junio, y no antes.

Ante la perspectiva de 2.5 días de buen tiempo, partió hace la gran escalada con una mochila muy ligera, con crampones, piolets, casco, un arnés de cintura sin perneras para aligerar peso, y dos daisys con mosquetón para sujetar los piolets en las zonas de roca al arnés.

No llevó ningún mosquetón, ningún elemento de autoaseguramiento, como fisureros, etc, ni tampoco saco de dormir ni elementos de vivac. Sí que cargó con un cordino de 15 metros y 5mm, que colgaba desenrrolado de su cinturón de arnés, y que empleaba para enganchar la mochila e izarla tras escalar los tramos más complicados.

Antes de partir, comprobó la meteo llamando a su amigo el argentino Rolando Garibotti. Eran las 7 de la mañana del 31 de mayo cuando Haley comenzaba a andar.

La escalada

La escalada transcurrió sin problemas, excepto los intrínsecos a tan comprometida y compleja actividad. A las 11:20am finalizaba la escalada, y tras descansar una hora, continuaba hacia cumbre por las fáciles laderas de nieve de la parte superior, alcanzando la cumbre a las 16:18 horas, 12:29h después de haber comenzado a escalar a pie de arista. En eso momento pensó que “considerando lo larga y comprometida que es la arista, resultó una escalada en la que disfruté mucho.”

Pesadilla en el descenso

Pero poco después, se encontraba luchando una batalla contra la supervivencia. Descendía por la ruta japonesa a la arista Sultana cuando una fuerte borrasca totalmente imprevista para los partes meteorológicos le alcanzó, dejando a cero la visibilidad. Sin prácticamente equipo, sin material de vivac, muy cansado tras la escalada, tenía que continuar descendiendo como fuera, o se quedaría en la montaña.

Las siguientes 48 horas las pasó en una nebulosa sin visibilidad, “comido enteramente por la tormenta, cada vez más afectado por la falta de sueño. Finalmente, tras 3 días completos sin dormir y en movimiento, conseguí llegar al campo base.”

Desencadenó cerca de 30 avalanchas de placa, ante la gran acumulación de nieve “fueron las peores condiciones de aludes que he vivido en mi carrera como esquiador. Como la mayor parte del tiempo seguía la línea exacta de la arista, rompía la nieve acumulada hasta mi cintura, y provocaba la caída de las placas de nieve a ambos lados”.

Pero su principal problema era la falta de visibilidad, que le impedía encontrar la ruta, lo que le hice perderse en varias ocasiones, teniendo que recular, lo que le supuso “unos 300 metros añadidos descenso-ascenso, abriendo con nieve hasta la cintura”. Esto suponía tal gasto de energía, que decidió que cuando no hubiera ni la más mínima referencia, pararía. Lo que le obligó a esperar durante 6 horas en el mismo sitio, esperando que un mínimo resquicio le permitiera situarse y saber por donde continuar. No podía permitirse la hipotermia, así que pasó esas 6 horas alternando entre ejercicios ligeros y cabezadas de 5 minutos máximo con la cabeza apoyada en sus rodillas.

Abrir huella era un esfuerzo brutal. “Creo que abrí entre 2 y 3 kilómetros literalmente apartando la nieve con brazos y cuerpo como si nadara. Por suerte el viento era lo suficientemente fuerte y frío como para mantenerme despierto, pero no lo suficientemente frío como para acabar conmigo por el frío. Excepto en un momento en el que sí que temí por mi vida, y tuve que refugiarme en una grieta."

Ese refugio le traería otra grave complicación. “Entre en la grieta, y saqué el hornillo. Sabía que tenía poco gas, así que tenía que procurar ser extremadamente eficiente. Así que llené el hornillo de nieve todo lo que pude antes de encenderlo, para no desperdiciar ni una llama. Cuando ya tenía unos 600ml de agua, me forcé a beber antes de que se enfriara. Me di cuenta de que olía mal, y en cuanto la bebí supe que sabía horriblemente. Pero estaba obsesionado con el agua, y me forcé a beberla. En la oscuridad de la grieta no veía qué pasaba, así que quise creer que era el sabor de la bebida energética que había calentado durante la escalada. Cuando ya llevaba bebidos 400ml, ya sabía que había algo que iba verdaderamente mal. Tenía un sabor metálico horroroso en la boca, aparte el cazo, y vi como un líquido marrón en él. . Lo tiré a la nieve, y poco después empecé a vomitar, la peor vomitada de mi vida. Me sentía fatal. Fue el peor momento de todos.

Lueog descubrí que había llenado y apretado tanto el Jet Boil con nieve que la que estaba en el fondo se evaporó, y el resto se quedó encima haciendo de tapón. Así que había quemado el aluminio del fondo, y cuando el resto de la nieve se empezó a derretir, hice una sopa de aluminio quemado.

Por suerte, quedó combustible para derretir otros 400ml de agua.”


Colin Haley vio su vida en peligro durante todo el descenso: “En casi todo momento estaba muy preocupado por mi supervivencia, algo que asusta mucho, y que he experimentado en muy pocas ocasiones en mi vida como alpinista. Fue un gran alivio cuando, 20 horas después de dejar la grieta y de hidratar por última vez, alcancé el vivac natural (cueva de hielo) de Freezy Nuts Castle, una grieta en la que Rob y yo habíamos dejado algunos snacks y un cartucho de gas y nos habíamos refugiado. No sólo pude hidratar y tomar algo de energía, algo glorioso, sino que sabía que ya casi estaba".

Y tras sortear las peligrosas laderas muy expuestas a avalanchas del monte Crosson, llegó por fin al campo base a las 7:30pm del 3 de junio...84 horas después de haberlo abandonado.

www.colinhaley.com

Tags: alaska, Alpinismo

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