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Nanga Parbat: entrevistamos a Alex Txikon en el ecuador del invierno

Aprovechamos que el mal tiempo impide a los alpinistas atacar la montaña para charlar con Alex Txikon, y hacer recuento de lo que ha supuesto la primera mitad del invierno en el ochomil, y qué planes de futuro se esperan.

Alex Txikon
Alex Txikon y Ali Sadpara, abriendo en las zonas bajas del Nanga Parbat

Desde hace 12 días, el mal tiempo, principalmente en forma de fortísimo viento en altura, retiene en el campo base y el glaciar inferior del Nanga Parbat a Alex Txikon, Ali Sadpara, Simone Moro y Tamara Lunger.

Aprovechamos este parón, y que el invierno llega a su mitad, para recapitular sobre lo acontecido en los ya casi 40 días de expedición, ver la situación actual, y para hablar a través del teléfono satelital con Alex Txikon, quien, como bien sabéis, se encuentra en el ochomil pakistaní intentando la 1ª cumbre invernal de la historia al coloso.

También queremos destacar el gran trabajo informativo que realiza desde el campo base Igone Mariezkurrena, periodista y habitual integrante del equipo de Alex Txikon.

Ecuador del invierno en el Nanga Parbat

El primer mes de invierno fue de muy duro trabajo y gran actividad en el Nanga Parbat invernal por parte de las expediciones que intentaban conseguir la 1ª cima invernal al ochomil situado en la telúrica encrucijada en la que se unen el Karakorum y el Himalaya.

Las salidas se sucedían en los breves pero intensos periodos de “buen” tiempo, entendiendo esto en lo que supone el mes de menos luz en lo más crudo de uno de los inviernos más crudos del planeta. Viene a significar que el viento amaina lo suficiente como para permitir a los montañeros sobrepasar los 6000m sin riesgo extremo e inminente para su integridad física y su vida, pero no evita que se vean expuestos, entre otras cosas, a temperaturas que alcanzan los -50ºC.

Una temperatura que, si bien puede ser soportable en zonas bajas, en altura está peligrosamente cercana al límite humano. Recordemos que, fuera del invierno, y con la protección extrema que llevan con las botas, monos y guantes de expedición, hay alpinistas que al sobrepasar los 7.000m congelan partes de su cuerpo a una temperatura tan común como -15º/-20ºC debido a la inevitable densificación de la sangre que conlleva la falta de oxígeno, y que causa problemas circulatorios serios, especialmente en las extremidades.

5 expediciones, diferentes tácticas

Las tácticas de las diferentes expediciones diferían en su planteamiento, aunque es cierto que se emplee la táctica que se emplee, una cima invernal en el Nanga Parbat necesitaría de al menos 6-7 días en la montaña entre ascenso y descenso; probablemente más.

Tengamos en cuenta, por poner en perspectiva esta montaña, que el desnivel desde el campo base hasta la cumbre del Nanga es de 4.000m, la mayor parte de ellos en muralla muy vertical que representa uno de los mayores desniveles continuos del planeta, mientras que la diferencia de altura desde el campo base de, por ejemplo, el Everest, no alcanza los 3.500m, buena parte de ellos en terreno que permite la progresión gradual. Por algo, tras 25 años de expediciones, el Nanga Parbat sigue siendo junto al K2 el único de los ochomiles cuya cumbre no ha sido hollada en invierno.

En condiciones invernales, y en una montaña que en nada se parece a la que es cuando se llena de porteadores de altura, en una montaña en la que todo el trabajo lo tienen que hacer unos pocos alpinistas, y que recuerda más al himalayismo primitivo que a las grandes expediciones posteriores, esto supone un desgaste que cada cual intenta solventar como puede.

Alex Txikon
Alex, con 25 kilogramos a la espalda, hacia la pared del Nanga Parbat

Hay quien intenta una aclimatación que permita un ataque rápido y alpino, prefiriéndolo al esfuerzo que supone entrar en la muralla vez tras vez, cargado con muchos kilos, trabajando abriendo. Y hay quien prefiere trabajar duramente durante días preparando la vía para el ataque final. Sea como sea, el desgaste es tal, que todos saben que tienen 1 ó 2 oportunidades, no más.

Pero hay un factor muy importante que influye decisivamente en la elección: las rutas que surcan las descomunales murallas del Nanga Parbat y que permiten un intento alpino, quedan muy lejos de cima cuando se llega a altura. Se alcanzan los 7.500m- 7.600m, a tan “solo” 400m de desnivel de cumbre...pero a una gran distancia horizontal de terreno desconocido que puede suponer días recorrer.

Alex Txikon
Imagen invernal de la pared de Diamir, Nanga Parbat

Como contrapartida, las rutas que permiten un acceso directo a cumbre una vez en altura, especialmente la Kinshofer, son muy técnicas en su parte baja, y prácticamente no permiten un paso franco sin trabajar muy duro sobre ellas.

Las expediciones que eligieron el ataque rápido a altura alcanzaron los 7.500m, tanto en la vertiente de Diamir (Elisabeth Revol y Tomek Mackiewicz) como en la de Rupal (expedición polaca). Pero el mal tiempo y lo que quedaba por delante les obligaron a regresar, y ambas expediciones ya han abandonado la montaña.

Visto lo que había, la otra expedición que intentaba el ataque rápido, compuesta por Simone Moro y Tamara Lunger, decidió abandonar su proyecto y pedir a Alex Txikon que les permitiera incorporarse a su grupo. Por ese entonces, tanto Alex Txikon como Ali Sadpara y Daniele Nardi habían trabajado como mulas en la ruta Kinshofer, abriendo largas tiradas en hielo vivo vertical muy peligroso hasta el campo 3 mientras equipaban la ruta cargados con 25 kilos a la espalda.

Un esfuerzo tremendo que, aparentemente, les había retrasado con respecto a los demás, que ganaban altura con mayor facilidad, pero que al final les ha dejado solos en la montaña, con el paso franco para un intento de cima, equipadas ya las grandes dificultades de la ruta, y con la cumbre a un día del último campo.

“Nos sabe mal, porque la mayor parte del trabajo de fijación de cuerdas está ya hecho, y no hemos participado en ello”, afirmaba Simone Moro.

¿Cómo ha sido la incorporación de Simone Moro y Tamara Lunger al grupo?

Es verdad que el trabajo más exigente estaba hecho, y lo reconocen, pero queda mucho por hacer. Simone ha estado en 15 expediciones invernales y formar grupo con él es una garantía, y además han venido de frente y con unas formas muy buenas. Nos hemos entendido muy bien, así que de momento todo genial.

Alex Txikon
Alex Txikon, Ali Sadpara, Tamara Lunger y Simone Moro, en el campo base

Habéis realizado un trabajo tremendo en la vía. Incursión tras incursión cargados con mochilas de 25 kilogramos, en hielo vivo vertical que prácticamente no permitía el aseguramiento. ¿Son muy diferentes las condiciones a las que encontrastéis el año pasado?

Bueno, la diferencia en la pared es que este año hay mucho hielo vivo, y eso exige un gran compromiso y esfuerzo para abrir y equipar. Es que incluso cuando ya parece que llegas al campo 3, que ya ha acabado lo duro...ese tramo estaba increible, fue algo tremendo lo que nos costó superarlo en un día durísimo, continuación de todos los de abajo. El año pasado había hielo, pero este año está peor.

Alex Txikon
Mucho hielo vivo en la montaña

Alex Txikon
Llegando al campo 3. La habitual campo de nieve ya a menor pendiente se convirtió en una rampa de hielo vivo descarnado

Sin embargo, la experiencia nos ha permitido trabajar mucho mejor la parte baja de la montaña. Es una zona, hasta el campo 1 y la base de la pared, con un glaciar roto en el que además se acumulan cantidades ingentes de nieve, que supone un desgaste muy grande, sobre todo a la hora de acarrear material y abrir-reabrir huella.

Este año decidimos llevar pulkas y raquetas de nieve, y además fuimos con la idea de no dejar nunca de trabajar en la ruta hasta el campo 1 cuando las condiciones no permitieran subir a altura, de manera que no perdiéramos la forma y, además, la ruta estuviera siempre abierta y bien marcada.

Alex Txikon
Con las pulkas al comienzo de expedición

¿Y ha funcionado la táctica?

Mucho. Mira, con las pulkas y las raquetas, en los primeros 3 porteos trasladamos 400 kilogramos de material a pie de pared: cuerdas, equipo, provisiones, etc. Eso el año pasado nos habría costado 6 ó 7 incursiones hundiéndonos en la nieve. Nos permitió avanzar mucho en la expedición, y guardar fuerzas.

Pero es que además, al mantener la ruta abierta y marcada siempre, avanzamos muy rápido. Hace dos días Simone y Tamara fueron al campo 1 a dejar material ¡y llegaron en 2 horas! El año pasado podíamos tardar perfectamente hasta 12 horas en llegar, después de las nevadas. Es verdad que se ha acumulado menos nieve, pero este año, cuando llega lo malo, hacemos incursiones al glaciar, abrimos ruta si la tapa la nieve, marcamos con banderas las grietas de nuevo...el día de subir,el trabajo está avanzado.

Alex Txikon
Trabajando en la apertura del glaciar, hace apenas unos días

Esto os permitió algo impensable el pasado año: llegar en el día del campo base al campo 2

¡Sí! Fue un día muy duro, pasé nervios la noche anterior, porque la tirada es impresionante en desnivel y distancia, con el agravante de la pared y el hielo, pero después de muchas horas llegamos al campo 2. Esto puede ser importante de cara al ataque a cumbre, según sea la ventana de buen tiempo.

Daniele Nardi ha abandonado la expedición y se encuentra ya de camino a casa. Anunciastéis que abandonaba el grupo por divergencias. ¿Qué pasó?

Este año no hemos coincidido en la forma de trabajar. Es probable que le haya faltado el punto final de motivación, y sin él, el invierno aquí es muy duro. Lleva creo que son 5 años seguidos intentando esta montaña en invierno, y es puede cansar mucho, es probable que este año, en mi opinión, le faltara el último punto de trabajo. No hemos coincidido en la forma de hacer las cosas.

Ahora estais en el campo base esperando una ventana de buen tiempo. Estamos a mitad de invierno. ¿Qué planes tenéis? ¿Estais ya listos para el ataque a cumbre?

Queda tiempo, y no quiero cometer el error del año pasado. Que fue inevitable, porque las fechas apremiaban. Pero por bien aclimatado que estés, y aunque sigas trabajando en el glaciar, después de 15 días de mal tiempo te falta estancia en altura para evitar problemas, como los que tuvo Ali el pasado año, especialmente en una montaña con un campo base a tan baja altitud como el Nanga Parbat.

Así que creemos que lo mejor sería, en la próxima ventana, que esperemos que sea esta semana, subir hasta los casi 7.000m del campo 3, llevar la tienda allí, que Simone y Tamara suban su equipo, restaurar la ruta en donde haya quedado dañado por el viento y la nieve, y tras dejar todo listo y pasar unos días en altura, regresar al base.

Alex Txikon
Alex Txikon y Ali Sadpara, en la tienda del campo 2

Entonces estaríamos listos, tanto logísticamente como físicamente, para el ataque final. Que no olvidemos, como vimos el año pasado, que desde nuestro campo 3 prácticamente no hay que tirar cuerda para el descenso, y desde el 4, a 7.200m, hasta cumbre, podemos llegar perfectamente en el día y regresar, si las condiciones y las fuerzas lo permiten. No es fácil, evidentemente, pero por eso trabajamos tan duro para prepararlo lo mejor posible.

Buena parte de tus decisiones en esta montaña tienen el aire de la experiencia

Sí. Tanto en Himalaya, como en ochomiles invernales, como en esta montaña en concreto. La experiencia es fundamental, pero también lo es la paciencia y el saber estar en el campo base y la montaña. Tengo un plan marcado que creo que puede funcionar, y también creo que es malo cambiarlo por las prisas y los nervios.

¿Cómo llevais el ánimo, tras la pena impuesta de tantos días de campo base?

Como digo, hay que tener paciencia. Además, hay una ventaja: ahora el sol empieza a dar más horas en el base, y eso lo hace un poco más habitable. Hasta hace poco le daban apenas 2 horas de sol al día, con lo que eso supone con estas temperaturas tremendas. Pero ahora le dan ya 5 horas, y eso lo hace algo más habitable. Lo que no evita que haya días que, si no es inevitable, o no hay salida programada, procures no salir del saco hasta las 11, porque antes supone un verdadero esfuerzo.

Deseamos lo mejor a Alex Txikon y sus compañeros. Queda la mitad del invierno, y a buen seguro, antes o después, el tiempo dará una oportunidad a los 4 alpinistas en su intento de primera cima invernal de la historia en el Nanga Parbat.

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