Va a resultar difÃcil que los europeos olviden el verano de 2015. Desde comienzos de junio, una ola de calor implacable, rota sólo por pequeños paréntesis, azota al continente, batiendo la mayorÃa de registros históricos de temperaturas, pero sobre todo, extendiéndose en el tiempo de manera excepcional.
Aunque la penÃnsula ibérica también está siendo notablemente afectada, el clima local hace que se vea con menos extrañeza una situación que, en otras latitudes europeas, no se recuerda con tanta fuerza y duración.
Las montañas, territorios sensible, están sufriendo especialmente los rigores del calor. Las condiciones en Alpes, en general, están entre lo malo y lo horroroso, y la práctica del alpinismo está restringida a lugares seguros.
La vÃa normal del Mont Blanc por la vertiente francesa está siendo especialmente castigada, con desprendimientos constantes de bastante mayor magnitud de lo habitual en la Aiguille de Goûter que hacen muy peligrosa la ascensión, desaconsejada fuertemente por la GendarmerÃa de montaña. Por segunda vez este verano, la alcaldÃa de Saint Gervais ha tomado la decisión de cerrar el emblemático Refugio de Goûter, situado en la vÃa normal al Mont Blanc a 3.835m, hasta que las condiciones mejoren.
Apenas ha durado una semana abierto de nuevo: el 18 de julio fue cerrado, abriéndose de nuevo el 30 del pasado mes.
Se recomienda mucha prudencia y estimación de las condiciones a todos aquellos que acudan a los Alpes para la práctica del alpinismo. El hielo y el permafrost están precarios, y los desprendimientos son constantes en los lugares más expuestos, por lo que la elección de la actividad cobra especial importancia.