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La nieve obliga a abandonar el campo base del Manaslu invernal

Metros de nieve han obligado a Alex Txikon, Simone Moro y el resto de expedicionarios a dejar el campo base del Manaslu invernal y descender hasta las aldeas más cercanas e incluso hasta Katmandú.

Tiendas de Alex Txikon en el Manaslu invernal. Foto: Alex Txikon
Tiendas de Alex Txikon en el Manaslu invernal. Foto: Alex Txikon
Por si el invierno en un ochomil no fuera lo suficientemente duro, el Manaslu añade a la mezcla su especial microclima que provoca nevadas sin fin que, literalmente, entierran la montaña, y que pueden alargarse durante toda la temporada. Hasta tal punto han llegado en los últimos días que han obligado a abandonar temporalmente el campo base a los expedicionarios, en espera de la posibilidad de que la meteo cambie.

Son casi 3 metros de nieve los acumulados en pocas fechas, que han obligado a trabajar sin descanso para evitar el enterramiento de las tiendas y el campo base y que, como es fácil de suponer, han colocado el riesgo de avalanchas en el 5, grado máximo de la escala.

El problema no es solo la imposibilidad de dar un paso en la montaña por ese riesgo: con esas cantidades de nieve, puede caer una avalancha de tal magnitud que alcance el propio campo base. Alguna experiencia al respecto ya tienen: en el invierno de 2015, Simone Moro se encontraba junto a Tamara Lunger en el Manaslu cuando cayeron 5 metros de nieve continúa y un alud llegó hasta sus tiendas de campo base, forzando su urgente evacuación.

Ante la situación, los expedicionarios han abandonado el campo base, descendiendo hasta Samagaon, la aldea más cercana. Alex Txikon y Simone Moro han llegado más lejos: el cierre de las rutas de aproximación por la nieve les ha obligado a volar a Katmandú para conseguir suministros de queroseno, bambú para marcar la ruta, etc.

Trincheras para salvaguardar las tiendas comedor en el Manaslu invernal. Foto: Alex Txikon
Trincheras para salvaguardar las tiendas comedor en el Manaslu invernal. Foto: Alex Txikon
Es un paréntesis que les puede servir para recuperar fuerzas: hasta final de febrero, cuando termina el invierno meteorológico, quedan 40 días. Es verdad que, en esta montaña, la nieve puede eternizarse; pero también es cierto que el potente equipo que se encuentra en el Manaslu intentará aprovechar cualquier ventana de buen tiempo que asiente la nieve y permita un rápido ascenso y descenso hasta la cumbre.

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