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Nanga Parbat invernal: superados 2.200m en la pared de Rupal

Herve Barmasse, David Göttler y Mike Arnold realizan una incursión en la pared de Rupal en el Nanga Parbat y escalan 2.200m de desnivel.

En el Nanga Parbat invernal, Rupal. Foto: Herve Barmasse
En el Nanga Parbat invernal, Rupal. Foto: Herve Barmasse
Las colosales dimensiones de la vertiente de Rupal del Nanga Parbat convierten su escalada en una labor titánica.

Un dato significativo sobre su tamaño: Herve Barmasse, David Göttler y Mike Arnold han realizado ya una incursión en la gran muralla de roca, nieve y hielo, superando casi 2.200m de desnivel vertical, y tan solo han llegado a 5.600m de altitud. “2.000m verticales desde el campo base y tan solo a 5.670m”, comenta David Göttler. “En casi todos los demás picos de 8.000m si hubiéramos subido este desnivel estaríamos por encima de los 7.000m de altitud. Aquí no; queda un largo camino hasta cima”.

Tras llegar a esa altura, descendieron a un lugar seguro a 5.000m, en donde plantaron su pequeña tienda y pasaron la noche.

Tienda a 5.000m en el Nanga Parbat. Foto: Herve Barmasse
Tienda a 5.000m en el Nanga Parbat. Foto: Herve Barmasse
Los 3 alpinistas, junto a Qudrat Ali, responsable de campo base, anhelan convertirse en los primeros en alcanzar los 8.125m de la cumbre invernal del Nanga Parbat por Rupal, la muralla más alta del mundo. Fieles a su forma de entender el alpinismo, quieren utilizar un estilo alpino puro, “cero basura en la montaña, sin campos instalados, sin ayuda externa, sin oxígeno y sin cuerdas fijas”, en palabras de Barmasse.

Solo con sus mochilas y con sus cuerdas de alpinismo para asegurarse, al estilo de una escalada en los Alpes y casi a la misma velocidad: Barmasse afirma que, lo ideal, sería emplear, en el mejor de los casos, dos días en ascender y 1 en descender o, en el peor, 3 días de ascenso y 2 de descenso. Algo muy complicado: son conscientes, como declararon, de que, sin hacer concesiones, sus posibilidades son escasas.

Su idea original era emplear una de las dos rutas directas que surcan la pared, pero las condiciones no son adecuadas: tanto la Messner como la Kukuczka-Carlosio muestran unos seracs que las convierten en impracticables. Así que, tras estar a punto de ser alcanzados en el campo base por una avalancha, lo han trasladado 7 kilómetros a la izquierda, a la misma altura -3.500m- y en una situación que les permite intentar la ruta Schell.

En el Nanga Parbat invernal. Foto: Herve Barmasse
En el Nanga Parbat invernal. Foto: Herve Barmasse
Esta vía, menos directa, tiene el hándicap de su longitud. Fue abierta por Hans Schell en 1976, solo ha sido escalada en 5 ocasiones más, y no es desconocida para uno de los expedicionarios: David Göttler intentó la cima invernal en 2013-2015 a través de ella, en compañía de Simone Moro.

El gran problema al que se enfrentan, por si la pared no fuera lo suficientemente descomunal, ni el invierno lo suficientemente frío, es la dificultad de la aclimatación en una montaña con un campo base tan bajo. Ya lo hemos dicho: tras 2.200m de escalada, solo han llegado hasta los 5.670m. El mal tiempo y las malas condiciones les están impidiendo avanzar en su adaptación a la altura, y eso va a retrasar su objetivo de cima temprana.

De momento, no es grave, con el invierno recién comenzado. Pero la experiencia dice que, en los ochomiles invernales, a veces el tiempo pasa y pasa y de repente se acercan los días finales sin apenas posibilidad de haber trabajado en la montaña.

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