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Gran exploración y escaladas en Groenlandia para Favresse, Villanueva, Wertz y Jaruta

Tras 2 semanas en velero a través del Atlántico, Nicolas Favresse, Sean Villanueva, Jean-Luis Wertz y el sueco Aleksej Jaruta permanecen 50 días en Groenlandia, y abren 6 big walls vírgenes.

Favresse, Villanueva, Wertz y Jaruta, Big Wall en Groenlandia. Foto: Favresse, Villanueva, Wert
Favresse, Villanueva, Wertz y Jaruta, Big Wall en Groenlandia. Foto: Favresse, Villanueva, Wert
Información y fotos cortesía de Scarpa

Los belgas Nicolas Favresse, Sean Villanueva, Jean-Luis Wertz y el sueco Aleksej Jaruta están finalizando su aventura en Groenlandia. Una expedición a su estilo: llegaron en velero a la isla, han estado 50 días a su aire en el remoto fiordo explorando y escalando, y ahora, una vez que el velero ha vuelto a buscarles, les queda una travesía por el Atlántico de vuelta a casa. Entre medio, mucha exploración y 6 aperturas en Big Wall, 5 de ellas en paredes vírgenes.

Escalando en Groenlandia. Foto: Favresse, Villanueva, Wertz y Jaruta
Escalando en Groenlandia. Foto: Favresse, Villanueva, Wertz y Jaruta
Partieron el 8 de julio del puerto de Paimpol, en la Bretaña francesa, cargados de ilusiones y, como siempre en sus expediciones, de música: “Nuestro minimalista equipo de escalada incluye 7 flautas, 2 guitarras (por las fotos más bien guitaleles), 2 armónicas, 1 gaita y 1 melódica”. Qué menos para una estancia totalmente aislados de casi 2 meses.
En el velero Kaman. Foto: Favresse, Villanueva, Wertz y Jaruta
En el velero Kaman. Foto: Favresse, Villanueva, Wertz y Jaruta
La primera sorpresa la tuvieron cuando, al llegar allí, en el fin del mundo, a los pocos días aparecieron Matteo Della Bordella, Silvan Schüpbach y Symon Welfringer, quienes consiguieron 2 aperturas de las que informamos hace 1 mes. “Nos llevamos la gran sorpresa de verles aparecer. De forma casual, ellos también eligieron esta zona de big walls, llegando con sus kayaks. Unos pocos después de nosotros también abrieron una vía cercana a la nuestra en la Torre de la Sirena, ¡así que celebramos juntos las dos escaladas de forma sibarita con buen vino y patatas fritas belgas!”

Y es que Della Bordella, Schüpbach y Welfringer optaron también por la vía acuática para llegar, pero un poco más inestable: 170km de ida y 170km de vuelta con sus kayaks.

Abandonando el velero. Foto: Favresse, Villanueva, Wertz y Jaruta
Abandonando el velero. Foto: Favresse, Villanueva, Wertz y Jaruta
Al llegar, según sus palabras, se dedicaron a probar con sus instrumentos la acústica del inmenso circo rocoso, a recuperar la forma perdida durante la travesía de dos semanas por mar, y a acostumbrarse a la vida en el fiordo, “cocinando en el suelo y duchándonos en helados arroyos glaciales”. Para volver a ponerse a punto eligieron algunos búlders cercanos antes de adentrarse en la Torre de la Sirena.
Búlder en Groenlandia. Foto: Favresse, Villanueva, Wertz y Jaruta
Búlder en Groenlandia. Foto: Favresse, Villanueva, Wertz y Jaruta

Torre de la Sirena

“Hasta donde sabemos, nadie la había escalado antes”, afirman los belgas.”Por lo vertical de la pared y lo estrecho de las fisuras, estábamos seguros de que nos íbamos a enfrentar ante un verdadero desafío para escalarla en libre, así que cargamos con comida y agua para pasar 10 días en la pared. Sin embargo, cuanto más nos aproximábamos a la parte más vertical de la pared, las fisuras ofrecían presas increíbles, convirtiendo la escalada en excepcional, pero no tan dura como creíamos.
Escalando en Groenlandia. Foto: Favresse, Villanueva, Wertz y Jaruta
Escalando en Groenlandia. Foto: Favresse, Villanueva, Wertz y Jaruta
No fue tampoco fácil, pero en 4 días ya habíamos liberado toda la pared. Así nos quedó tiempo para disfrutar de dos días extras en ella tocando música, comiendo palomitas y escalando algún largo alternativo en nuestra vía”
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Nuevas exploraciones

Las noticias sobre esta primera apertura llegaron a la civilización con la vuelta de sus amigos Della Bordella, Schüpbach y Welfringer. Ahora vuelve a haberlas, una vez que el velero les ha recogido.

En todo este tiempo que han estado solos por el fiordo Kangertigtivatsiaq -con la única compañía de Maxwell y Sasha, dos zorritos que se aficionaron a su presencia “ofreciéndonos mucha diversión y ayudándonos a mantener limpio el campamento”- se han mantenido muy activos, con 5 escaladas más en estilo alpino. “Gracias a nuestros kayaks hemos podido acceder a lo más profundo y estrecho del fiordo y aventurarnos en glaciares que llevan a otras paredes”.

“Hasta donde sabemos, 4 de ellas eran paredes completamente vírgenes, lo que nos ha ofrecido un gran nivel de aventura y también una mentalidad exploratoria única. Cada vez que llegábamos a una nueva cima, aunque nos sentíamos extremadamente satisfechos, no podíamos evitar mirar a otras paredes un poco más lejanas que nos parecían algo más bonitas, de igual manera que siempre nos parece más verde el jardín del vecino”.

De vuelta

“El invierno está llamando a nuestra puerta aquí en Groenlandia. Ayer nevó y esta mañana el mar se ha cubierto temporalmente con una fina capa de hielo. Según Sean, ahora es cuando llegan las buenas condiciones para nadar. Los días se acortan y cada escalada es algo más fría que la anterior.
Sean Villanueva y su especial percepción de la temperatura del agua. Foto: Favresse, Villanueva, Wer
Sean Villanueva y su especial percepción de la temperatura del agua. Foto: Favresse, Villanueva, Wer
Tras 45 días vagando por nuestra cuenta nos hemos sentido muy felices de ver de nuevo al velero Kamak aparecer en el horizonte para llevarnos de vuelta a la civilización”, afirma Favresse.
Velero de vuelta. Foto: FB Nico Favresse
Velero de vuelta. Foto: FB Nico Favresse
Una vuelta que, en si misma, es una aventura: “estamos ya deseando que llegue la tormentosa navegación de vuelta a través del Atlántico”
En el velero Kaman.
En el velero Kaman. Foto: Favresse, Villanueva, Wertz y Jaruta

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