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Tomeu Rubí, Cati Lladó, Pep Roig, Derek Watson, cimas y escaladas en Karakorum

Exploran las posibilidades del remoto Valle de Khane y consiguen cumbres y escaladas.

En la cima de cima de Brakk Na Brakk. Foto: Rubí, Lladó, Roig y Watson
En la cima de cima de Brakk Na Brakk. Foto: Rubí, Lladó, Roig y Watson

“Nos gusta montarnos nuestra historia, decidir todo. Ir a lugares nuevos, con incertidumbres. Evitar las rutas normales equipadas, las cosas muy hechas. Procuramos que no haya gente. Si hay traza hecha ya no nos gusta...en cierta forma, de eso se trata en el alpinismo, ¿no?. El objetivo en si es el viaje, la escalada, la exploración...la cima no tanto, aunque es importante. Pero para nosotros el estilo, el sitio, la montaña, elegir el camino...todo eso es lo fundamental.

Cuando viajas así, cuando vas a montañas de las que no hay casi información, no puedes llevar un plan cerrado. Nos ha pasado de todo. Es que al llegar y ver tu objetivo puede pasar, no que tengas que cambiar de vía, o de vertiente: es que tengas que cambiar de montaña.

La montaña es la guinda a un viaje.” (Incomplete) Birthday Present: Alpinismo de exploración en el corazón del valle del Khumbu, Tomeu Rubí y Cati Lladó, Barrabes, 2014)

Los mallorquines Cati Lladó y Tomeu Rubí son viejos conocidos de los lectores de Barrabes, que recordarán los reportajes sobre expediciones de exploración en lugares como Kirguistán, Ushba o Nepal.

Este año, en compañía de los también mallorquines Pep Roig y Derek Watson, han visitado el valle de Khane, un remoto lugar en el Karakorum, a unos 90 minutos en coche del algo más conocido pueblo de Hushe. Antes de partir consiguieron algo de información, y sabían que había algunos grupos que ya se habían internado en la zona, pero según sus reportes, habían tenido mala suerte con las condiciones. Tan solo un grupo búlgaro había conseguido ascender al Pico Levski (5.520m) y a la Grey Tower (5.300m), allá por 2012. En la zona todo estaba por hacer.

“El 24 de julio salíamos desde Mallorca hacia Pakistán. Tras el largo viaje de aproximación, los primeros días los dedicamos a recorrer glaciares y circos con la idea de encontrar algo interesante. Nuestra primera ascensión la realizamos al Brakk Na Brakk, 5885m. Ese es el nombre baltí dado por algunos lugareños, aunque otros insisten en Adil como verdadero nombre.”

Desde el campo base, situado a 4.470m, salieron hacia el que sería el campo 1. Mientras Cati y Pep acondicionaban el vivac, Dereck y Tomeu escalaban algunos largos de un muro rocoso de 300m que les cerraba el acceso al nevero superior, dejando 3 largos de cuerda fijados para la jornada siguiente.

Brakk Na Brakk visto des de el campo base. Foto: Rubí, Lladó, Roig, Watson
Brakk Na Brakk visto des de el campo base. Foto: Rubí, Lladó, Roig, Watson

A las 4:30 de la mañana vuelven al tajo. Comienzan remontando los largos fijados el día anterior, y continúan con la escalada. Uno de los siguientes largos resultó ser el más duro de la vía, con 6c-A2. Alcanzado el nevero entran en el territorio del mixto y la nieve, en la que abrir huella se les hace muy duro, hasta que alcanzan un corredor de 300 metros que les lleva hasta la arista cimera. Con cuidado por las inestables cornisas llegan a 4 metros de cumbre, en donde el riesgo de caída de cornisa les hace detenerse. 12 rápeles y 9 horas más tarde, 20 horas después de su partida, alcanzan de nuevo el vivac.

Durante la ascencion al Brakk Truc. Foto: Rubí, Lladó, Roig y Watson
Durante la ascencion al Brakk Truc. Foto: Rubí, Lladó, Roig y Watson

“Tras unos días de descanso partimos hacia nuestro nuevo objetivo. Coincidimos en el valle con una expedición rusa que habían llegado una semana antes que nosotros. Habían equipado un paso para subir al primer circo en su ascensión al Hasho II, de unos 6.000m, y aprovechamos ese trabajo para intentar el Brakk Truc, de 5.665m. Resultó una ascensión fácil que realizamos en unos 3 horas desde el vivac a 5.100m.”

En el Brakk Truc. Foto: Rubí, Lladó, Roig, Watson
En el Brakk Truc. Foto: Rubí, Lladó, Roig, Watson

Durante la aproximación al campo base habían visto un espolón de roca, y ahora, tras las dos cumbres, decidieron intentarlo, valorando la posibilidad de continuar la escalada una vez finalizada la vía hasta la cumbre de la Grey Tower. Consiguieron escalar el espolón, de unos 1.000m y cuya principal dificultad no fue el grado (6a+), sino progresar sobre fisuras repletas de barro y hierba que, además dificultaban la protección.

Llamaron a la ruta Ridakh Ridge. Debieron desistir de continuar la escalada hasta la Grey Tower; al terminar el espolón, vieron que no era factible.

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