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¿Cuándo tengo que renovar mi material de escalada?

Lamentablemente el material de escalada no es eterno, pero gracias a los estándares de seguridad de los organismos oficiales y a numerosos estudios y pruebas de usuarios y fabricantes sabemos cuándo debemos jubilar las piezas de nuestra equipación antes de que se conviertan en peligrosas para nuestra seguridad. Te resumimos de un modo muy general cuánto debería ser el plazo máximo de uso del material de escalada aunque aparentemente se encuentre en buenas condiciones.
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Material de escalada ¿Cuánto tiempo lo puedo seguir usando?

Una de las preguntas más recurrentes entre la gente que se dedica a la escalada es el de la longevidad y durabilidad del material. Hay que tener en cuenta que estos dos términos, longevidad y durabilidad, aunque están íntimamente relacionados no siempre se pueden utilizar como sinónimos porque representan dos cosas diferentes, sobre todo cuando estamos hablando de material de escalada o de alpinismo.

Cuando hablamos de longevidad nos estamos refiriendo a la capacidad de un producto o de un material concreto para envejecer sin perder las cualidades para los que está destinado. Así pues, un pantalón de poliamida que no lo hemos sacado del armario puede mantener sus cualidades casi intactas ya que, aunque se haya producido una imperceptible degradación, la exigencia a esa prenda no es muy alta. Sin embargo, una cuerda de escalada que también está realizada en poliamida deberá ser desechada tras un tiempo desde su fabricación aunque no haya salido de su bolsa debido a que, como material de seguridad que es, sus exigencias son enormemente mayores que las de una prenda de vestir.

La durabilidad es un concepto parecido en el que también se tiene en cuenta el material y el tiempo de uso, pero está determinada por el estado en el que se encuentra el producto. Utilizando los mismos ejemplos, un pantalón con agujeros producidos por el desgaste puede seguir utilizándose más allá de convencionalismos estéticos, mientras que sería una temeridad peligrosa utilizar una cuerda que ha sufrido un corte aunque sea el mismo día que la estrenamos. La cuerda no ha alcanzado su longevidad máxima, pero el tramo del corte no debería utilizarse más.

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El cuidado en el material alarga su vida útil

En estas definiciones y en los ejemplos utilizados queda claro que cuando introducimos la variable seguridad a los términos longevidad y durabilidad estos se reducen drásticamente. Esto es debido a que los artículos de escalada son constantemente testeados y siguen unas rigurosas normativas que el producto ha de cumplir durante toda su vida útil y cualquier afección hace que esos parámetros mínimos dejen de cumplirse.

La cuestión es saber cuáles son esas afecciones que tienen que ver con el tiempo que podemos utilizar un material. Normalmente tienen que ver con el estado físico del producto pero otras veces son simplemente el tiempo que ha pasado desde que ese artículo fue fabricado e implica que tenga que ser desechado aunque aparentemente presente un buen estado.

Pasos a seguir para comprobar el buen estado de nuestro material

El material de escalada ha de ser permanentemente revisado. Siempre deberíamos hacerlo antes de escalar, pero no es tampoco ninguna mala idea revisarlo cuando estamos recogiéndolo en su bolsa o mochila para prever cualquier fallo que nuestra equipación puede tener y, de este modo, anticipar la reparación o sustitución que sea necesaria y no llevarnos sorpresas desagradables cuando vayamos a empezar a escalar.

Inspección visual

Es la más sencilla de las comprobaciones. Cuerdas que presentan muchos hilos sueltos, cortes o deformidades tienen que dejar de utilizarse, al igual que grosores no equiparables a los que indica la ficha técnica ya deberían ponernos en alerta. Colores desvaídos en cuerdas y partes textiles de arneses son también un indicativo de longevidad superada o de pérdida de resistencia por consecuencias de la radiación ultravioleta.

En material rígido como mosquetones, aseguradores o cascos, cualquier erosión, impacto, abolladura o zona doblada tendría que avisarnos de que algo no va bien del todo. Es extraño que no nos hayamos dado cuenta de que un producto rígido no haya sufrido un daño, pero en ocasiones algún golpe en una caída o mientras transportamos el material colgando pueden dañar materiales sensibles, como sucede con los cascos cuando se llevan por fuera de la mochila o suspendidos del arnés.

Inspección táctil

Si la inspección visual nos sirve para comprobar rápidamente cualquier anomalía que puede afectar a la seguridad, la inspección táctil hace lo propio pero con más detalle y es particularmente necesario en elementos textiles como cuerdas o arneses donde los cambios de densidad del material pueden pasar inadvertidos en un primer vistazo.

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Revisar con ojos y manos el material antes de guardarlo, siempre es una buena precaución.

En el caso de las cuerdas, doblarlas de un modo pausado y prestando atención al paso de la cuerda por la mano cuando las estamos recogiendo sobre los hombros nos puede dar muchísima información sobre el estado en el que se encuentran, prestando especial atención a los cabos que es una de las zonas más proclives a sufrir daños debido a que es la zona que más caídas recibe y donde mayoritariamente realizamos los nudos. Si quieres saber más sobre cómo cuidar tus cuerdas y el material textil de escalada puedes seguir el enlace donde verás todos los pasos del cuidado y lavado de cuerdas y aros.

La inspección táctil también es útil en los dispositivos con piezas móviles como bloqueadores, algunos aseguradores y friends, donde podemos comprobar si todas las piezas se articulan como deberían o hace falta realizar algún tipo de mantenimiento o reparación. Sobre este último apartado de cuidados y mantenimiento del material metálico de escalada escribimos un artículo que te invitamos a releer para aumentar la durabilidad de tu equipo.

Duración del material de escalada

Normalmente no debería preocuparnos la degradación del material, ya que presuponemos un almacenaje en condiciones exquisitas (limpio, seco, con espacio y ventilación y alejado de fuentes de luz y calor) y en esos casos la mayoría de los materiales sintéticos pueden aguantar décadas sin apreciarse pérdidas de resistencia, pero ya hemos comentado que cuando introducimos el factor seguridad en esta variable las cosas cambian. En pruebas de laboratorio y con los instrumentos de precisión adecuados sí que perciben pérdidas notables de resistencia en elementos textiles en cuerdas y cintas que no han salido del almacén y no han sido expuestas a elementos peligrosos; en material textil el simple paso del tiempo afecta a la resistencia y esto es un aviso tanto para la tienda que la vende como para el consumidor que la utiliza, por lo que no deberías comprar una cuerda vieja ni seguir utilizándola tras un periodo de tiempo prudente.

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A veces no es tan evidente cuándo tenemos que dejar de utilizar un material

Además del tiempo, factores que se pueden dar en un almacenaje o transporte deficiente como los golpes o la presión, la humedad y el calor o, sobre todo en el caso de la poliamida, la radiación ultravioleta afectan muy negativamente a la duración del material.

La humedad es otro de los enemigos a evitar para la conservación del material de escalada: causa hidrólisis en el poliuretano o el policarbonato, además de oxidación en elementos metálicos y favorece la proliferación de organismos que deterioran las partes textiles de nuestra equipación. Cuando esa humedad va acompañada de condiciones de salinidad, la vida útil se reduce drásticamente.

En nuestras latitudes debemos tener cuidado con otro enemigo invisible. El calor excesivo puede modificar e incluso deformar las estructuras termoplásticas de nuestro material de escalada, hecho que se produce en verano en lugares cerrados expuestos al sol , por lo que jamás deberíamos utilizar el maletero de un coche para guardar de modo permanente nuestra equipación o intentar buscar siempre sitios resguardados del sol directo cuando estemos de viaje y no nos quede otro remedio.

Dicho esto, vamos a realizar una estimación de la longevidad de los productos más habituales en escalada.

Cuerdas y cintas de escalada

Es uno de los elementos de nuestra equipación más estudiados y especificados y aún así la longevidad indicada no es igual en todas las marcas. Generalmente se acepta que existe una vida útil que es la suma desde la fabricación antes del primer uso y a partir del primer uso hasta que se hace conveniente la retirada. El primer plazo se llama tiempo de almacenamiento y generalmente lo asumen el fabricante y la tienda; al segundo se le llama tiempo de uso y lo asume quien compra esa cuerda o cinta. Lo habitual es que entre la suma de los dos tiempos, de almacenamiento y de uso, no se sobrepasen los 10 años de vida útil (5 años de almacenamiento antes del primer uso y 5 de uso) aunque este tiempo, como toda estimación, debe corregirse a la baja según las circunstancias de uso de la cuerda.

Nunca conviene utilizar una cuerda en mal estado y esto, aunque obvio, no parece preocupar demasiado al colectivo escalador que suele alargar en el tiempo el uso de las cuerdas más allá de su tiempo máximo recomendado de utilización y de la apreciación objetiva de su estado. Consulta en la ficha técnica cuál es la vida útil de tu cuerda y respétala por tu seguridad y la de quien se encuerda contigo.

Arneses de escalada

Si bien las cuerdas están fabricadas solo en poliamida (en ocasiones algunas tienen camisa de poliéster) los arneses, aunque su principal componente es la poliamida, suelen tener una diversa combinación de materiales que van desde el poliéster al UHMWPE (polietileno de alto peso molecular, por sus siglas en inglés) pasando por los elementos metálicos de las hebillas.

Generalmente los arneses suelen mostrar sus debilidades en los puntos de encordamiento. La inspección visual y táctil es básica en estos casos y nunca debemos seguir utilizando un arnés que haya dado muestras de desgaste. A veces los fabricantes lo ponen fácil e incorporan testigos de desgaste en los arneses, unos hilos diferenciados del resto del arnés que van en el interior y que aparecen cuando el desgaste ya puede afectar a la seguridad.

Podemos decir que no deberíamos utilizar un arnés más de 5 años a partir de su primer uso. Sin embargo la experiencia dice que el sudor, la suciedad y sobre todo el desgaste producido por los roces con la roca y el material, así como la abrasión de la cuerda lleve a recomendar dejar de utilizar un arnés en menos tiempo si el uso ha sido de intensidad media o alta.

Cascos de escalada

Formados por poliestireno expandido y plástico ABS en la mayoría de modelos o por polipropileno expandido y policarbonato en los de gama alta, los cascos son una de las piezas esenciales para la seguridad pasiva y que no se suelen cuidar demasiado bien al ser una de las piezas individuales más voluminosas y por ello se suele transportar fuera de bolsas y mochilas, exponiéndolos a golpes y presiones.

Por su propia naturaleza es habitual que presenten ciertas marcas de uso que no suelen ser preocupantes como rayaduras o pequeños bollos, pero que conviene vigilar porque pueden ser el comienzo de un deterioro posterior. Igualmente las pegatinas y materiales adhesivos pueden estropear y debilitar las calotas de policarbonato (es más difícil en las de ABS), por lo que recomendamos no colocar adhesivos en los cascos salvo que los proporcione el mismo fabricante.

Aunque muchos fabricantes recomiendan cambiar el casco a los tres años, si no le damos un uso intensivo un momento adecuado para cambiar el casco puede ser entre los 5 y los 7 años siempre y cuando no presenten deformaciones evidentes u otros problemas de integridad, que en esos casos el cambio debe ser inmediato. No obstante, los cascos de polipropileno expandido (EPP) suelen tener mayor durabilidad, por lo que la longevidad de los cascos depende en primer lugar del estado en el que se encuentran y en segundo lugar del material con el que se han fabricado.

Material metálico para escalada

El material metálico es una particularidad en la escalada y que se enuncia en una frase: La vida útil no está limitada en los productos metálicos. El significado de esto es que cualquier elemento metálico se puede usar indefinidamente si no ha sufrido daños o fallos en sus mecanismos porque los metales utilizados en material de escalada no tiene pérdida de resistencia con el tiempo.

A partir de esta afirmación tendríamos que empezar a enumerar las excepciones como roturas por fatiga en solicitaciones cíclicas, engranajes y piezas móviles que se desajustan, desgaste por rozamiento con elementos móviles como la cuerda, etc. Así pues, a pesar de la aparente eterna perdurabilidad de las partes metálicas del material de escalada, el cuidado que hay que tener con estas piezas es máximo.

La erosión producida por el paso continuo de la cuerda, que además arrastra a veces pequeñas partículas de arena, crea con el tiempo surcos en los aseguradores y descensores, argollas y mosquetones de descuelgue y cualquier otro tipo de elemento metálico sobre el que se desliza la cuerda. Estos surcos son normales y no son motivo de preocupación cuando son de poca profundidad, pero cuando son muy marcados y generan bordes afilados ha llegado el momento de dejar de usar ese mosquetón, descensor o asegurador.

De este modo, a diferencia de piezas textiles como cuerdas o cintas donde la degradación se produce incluso en las mejores condiciones de conservación, la durabilidad de un elemento metálico de escalada sería ilimitada si no fuera por el uso y por las condiciones ambientales, generalmente la humedad, y también por el desgaste por el uso.

Esperamos que te haya resultado interesante este artículo. Si tienes dudas sobre este tema o sobre cualquier otro de montaña estamos deseando atenderte tanto en nuestras tiendas físicas como en nuestra página web. ¡Te esperamos!

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