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Ropa UPF: vestir la protección ultravioleta en montaña

No es algo exclusivo del verano pero, asociado al calor, tal vez es en esta estación cuando más notamos la necesidad de protegernos del sol. Explicamos los peligros de la radiación ultravioleta, los diferentes factores de protección y cómo se aplican a la ropa de montaña.

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Actividad al aire libre y con sol, hay que tomar precauciones

El sol emite una cantidad enorme y variada de ondas electromagnéticas de las cuales algunas las sentimos en forma de luz y calor y otras pasan inadvertidas a nosotros, bien porque nuestros sentidos no son capaces de detectarlas o porque la atmósfera terrestre nos protege de ellas. Rayos gamma, rayos X, microondas… la cantidad de radiación emitida por nuestra estrella es abrumadora.

El ojo humano solo es capaz de percibir una muy pequeña cantidad de esas ondas electromagnéticas que envía el sol, lo que se denomina espectro visible. Es decir, el ojo humano solo capta unas determinadas longitudes de onda que se traducen en la visibilización del rojo (hasta 780 nanómetros, las ondas más largas del espectro visible humano) al violeta (380 nanómetros, las ondas más cortas del espectro visible humano).

Se denomina radiación infrarroja (IR) o radiación ultravioleta (UV) aquella que sobrepasa las fronteras del espectro visible humano. Aunque esa radiación no se vea, nos afecta directamente: sentimos calor con los infrarrojos y afecciones a la piel y a los ojos con los ultravioletas. Dada la baja energía de la radiación infrarroja, esta es inocua al ser humano.

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En nuestras salidas a la montaña recibimos radiación infrarroja (inocua) y ultravioleta (dañina)

Tipos de luz ultravioleta

Dentro de la radiación ultravioleta que llega a la superficie terrestre existen dos subtipos, según la longitud de onda: los rayos UVA y los rayos UVB. Los rayos UVC, más dañinos, quedan bloqueados en la atmósfera. La diferencia para nuestros intereses está en la capacidad de penetración y en sus efectos sobre el cuerpo humano entre unos y otros.

Los rayos UVA representan el 95% de la radiación ultravioleta que llega a la tierra y su fuerza es constante durante todas las horas de luz diurna todos los días del año. Tienen capacidad de atravesar nubes y cristales y penetran profundamente en la piel la cual, como respuesta al daño, activa la producción de melanina que provoca el bronceado.

Los rayos UVB penetran y dañan las capas más externas de la piel. No penetran el vidrio ni grandes nubes. Normalmente su peligro se concentra en las horas centrales del día entre primavera y otoño, si bien para nuestros intereses conviene informar de que en alta montaña son peligrosos todo el año, sobre todo cuando son reflejados por la nieve y el hielo. Además del bronceado, su sobreexposición implica quemaduras solares e incluso ampollas.

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Sol en alta montaña con nieve. Los peligrosos UVB están muy presentes aquí.

Daños de la luz ultravioleta

Por un lado, tenemos efectos beneficiosos como la síntesis de la vitamina D que provocan los rayos UVB. La vitamina D mejora el sistema inmunitario y favorece la absorción de calcio que mantiene fuerte nuestra estructura ósea.

Por otro lado, la exposición a los rayos ultravioletas es dañina. Ya hemos comentado los daños a la piel a corto plazo de los rayos UVA y UVB.

A largo plazo, la onda corta UV daña el ADN de las células de la piel, produciendo envejecimiento prematuro en el mejor de los casos y defectos genéticos o mutaciones que devienen en cáncer de piel. Quemaduras, carcinomas, melanomas… la lista de los efectos de la radiación ultravioleta en la piel es dramática. En el caso de los ojos, degeneración macular y cataratas también se asocian estrechamente a la sobreexposición a la radiación ultravioleta.

Factores de protección solar

Hay dos métodos habituales de medición de la protección solar que son utilizados tanto en la industria cosmética (cremas y protectores labiales) como en la industria textil. Estos dos métodos son el SPF (Sun Protection Factor, factor de protección solar) y el UPF (Ultraviolet Protection Factor, factor de protección ultravioleta), siendo lo habitual que el SPF se aplique a cremas y lociones y el UPF a materiales.

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La actividad junto al mar y sobre la nieve exigen protección extra.

Son dos métodos complementarios pero con diferencias notables entre ellos que necesitan ser explicados.

Factor de protección solar (SPF)

Se indica mediante un número que señala el nivel de protección de ese producto frente a las quemaduras solares. El indicativo SPF solo mide el daño de los rayos UVB, los que afectan a las capas más externas de la piel.

Lo solemos encontrar del modo SPF30, SPF50, SPF50+… y este factor resulta de dividir el tiempo que tarda en enrojecerse levemente la piel protegida frente a la que no lo está.

Es decir, si una porción de piel sin protección tarda 5 minutos en enrojecerse levemente al sol pero protegida con una crema tarda 150 minutos en alcanzar ese mismo nivel de enrojecimiento, su SPF será 150/5= 30. Dicho de otra manera, un SPF30 ofrece una protección 30 veces superior a lo que tendría la piel sin dicha protección.

En Europa el estudio de protección se realiza mediante el método COLIPA (Asociación europea de cosmética). Para ello, hay un concepto que es la mínima dosis eritemática (MED, minimal erythema dose) que significa el primer enrojecimiento visible de la piel. Se realiza de un modo estandarizado para que los resultados sean iguales independientemente del laboratorio que lo investigue: 2mg/cm² en 35 cm² de la piel de la espalda durante 15 minutos.

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En condiciones de alta exposición UV como la alta montaña, conviene combinar cremas SPF y ropa UPF

Se considera que un SPF superior a 30 ya es una protección bastante buena, mientras que el factor 50+ ya sería excelente. Dado que las diferencias de protección entre, por ejemplo, un SPF60 y un SPF100 son mínimas (98’4 y 99%, respectivamente), existe un acuerdo por el que el mayor factor de protección indicado en el SPF es de 50+, permitiéndose la nomenclatura superior solo en productos de protección especial como la utilizada para pacientes oncológicos.

Factor de protección ultravioleta (UPF)

Indica la proporción de rayos ultravioletas, tanto UVA como UVB, que son capaces de atravesar un tejido. Un UPF30 indicaría que ese material solo dejaría pasar una proporción de 1 de cada 30 rayos UV (un 3’33%) y un UPF50, permitiría el paso de 1 de cada 50 rayos UV (un 2%).

Así como para el SPF sirve una apreciación visual de aparición de eritema solar, para el UPF es necesario contar con un espectrofotómetro, y pueden ser las propias marcas o laboratorios de certificación independientes de los que luego hablaremos, los que se encargan de indicar el resultado obtenido por la prenda.

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Existen varios factores que determinan el nivel de protección ultravioleta de una prenda:

  • Material: La composición de un tejido es determinante en su nivel de bloqueo de los rayos UV. Las fibras sintéticas (poliamida, poliéster, elastano…) protegen mejor de la radiación ultravioleta que los tejidos naturales (algodón, lino, seda…).
  • Entramado y grosor: Un entramado denso es más protector frente a los rayos UV que un tejido con entramado fino. La densidad de la prenda así como el grosor de la misma, aumenta la cantidad de radiación ultravioleta bloqueada. Igualmente, un material que encoge con los lavados protegerá más cuanto más se lave al disminuir el entramado de la prenda.
  • Color: cuanto más oscuro sea un tejido, más radiación ultravioleta absorberá; esto funciona también con los colores brillantes. Los colores blancos y claros tienden a dejar bastantes rayos UV. En el caso de tejidos teñidos, además, las moléculas de tinte tienden a tapar más los agujeros del entramado.
  • Elasticidad: Un tejido elástico ajustado al cuerpo permite el paso de la radiación ultravioleta mejor que un tejido holgado.
  • Humedad: la humedad presente en un tejido por sudor o agua afecta muy negativamente a la protección UV que ofrece al volverse más transparente.
  • Estado de la prenda: cuanto más vieja está una prenda (desgaste, agujeros, etc.) menor será la protección contra la radiación ultravioleta.

Evidentemente, la protección ultravioleta de una prenda está limitada a las zonas del cuerpo que cubre, siendo por lo tanto más protectoras aquellas prendas con más superficie de tejido como camisetas de manga larga e incluso chaquetas con capucha.

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Además de las características físicas de la prenda, algunos fabricantes incorporan en los propios hilos de sus prendas elementos específicos como el dióxido de titanio, utilizado también en las cremas de protección solar por su capacidad de bloquear la absorción de luz ultravioleta y que, a diferencia de estas, permanece en la ropa durante toda la vida útil de la misma.

Normativa UV Standard 801 y EN 13758

Visto esto, observamos que ciertos valores de una prenda sintética para montaña como el material, la confección y la calidad, nos ayudan a protegernos adecuadamente del sol. La habitual resistencia de la vestimenta de montaña, asociada al entramado, el gramaje y la selección de material contribuye por su tupidez y su transpirabilidad a evitar que la radiación ultravioleta llegue a nuestra piel.

Parece que tenemos que fiarnos de nuestro interpretación de las características de un tejido para saber si nos va a defender de la agresión ultravioleta. Sin embargo, ¿existen pruebas objetivas para determinar la protección ultravioleta de una prenda? Afortunadamente, sí.

Existen diferentes estándares que determinan el factor de protección UV de una prenda. De empleo masivo en ropa de baño y sombrillas por razones obvias, cada vez se están implantando más en nuestra vestimenta de montaña.

Además de las aplicadas en Australia y EE.UU. fuera de nuestro ámbito, existen la normativa europea EN 13758 y la más estricta UV Standard 801 de aplicación internacional, que tiene en cuenta un espectro solar más dañino y analiza las prendas en condiciones de estiramiento y desgaste. Ambas normas no son de aplicación obligatoria, si bien se recomienda que todas las prendas de actividades al aire libre indiquen el nivel de protección UV que consiguen y el hecho de que vengan avaladas por laboratorios de certificación es un elemento más a tener en cuenta.

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Logos de las normativas de protección solar

Ventajas de utilizar ropa técnica con UPF en verano

Es obvio que en condiciones de actividad intensa con alta temperatura no vamos a poder soportar vestir pantalones largos y camisetas de manga larga. Si queremos protección total, tendremos que adaptar las horas de salida a momentos de menor insolación o utilizar cremas de protección. Una gorra sin tejido de rejilla es otro complemento básico para la protección solar.

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Sin embargo, la ropa técnica de montaña utilizada para verano, aparte de las características ya mencionadas, permite ciertas ventajas sobre la ropa no técnica como camisetas de algodón o similares. Estas son:

  • Al contrario de lo que pasa con las cremas y lociones, no pierden eficacia con el tiempo, el sudor, ni el roce.
  • El material habitualmente utilizado, normalmente poliéster, bloquea en gran medida el paso de la radiación UV.
  • Seca muy rápidamente, lo que es beneficioso en la protección ultravioleta.
  • Dependiendo de la actividad, el entramado es denso para resistir bien los roces habituales del ejercicio y la abrasión con otros elementos como mochilas y otras prendas.

Además de todo esto, las prendas que vas a encontrar en Barrabes - y aquí huimos de la falsa modestia – tienen sobrada y contrastada calidad. Una prenda que no se desgaste fácilmente tiene garantizada una protección duradera durante mucho más tiempo.

Te invitamos a echar un vistazo por nuestra web o pasarte por nuestras tiendas para descubrir la gama de ropa con protección UPF para enfrentarte al sol de la montaña con todas las garantías.

Tienda web: www.barrabes.com
Tiendas Barrabes: Barcelona, Benasque, Jaca, Madrid O'Donnell, Madrid Ribera de Curtidores, Zaragoza.

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