En el año 2009, Jean-Luc Diard y Nicolas Mermoud no dejaban de buscar la manera de conseguir una zapatilla para correr por montaña que les permitiera “volar” durante los descensos. “Mientras por la noche éramos trailrunners, por el día disfrutábamos del esquí, el surf o la BTT. Así que nos preguntábamos como conseguir esas experiencias en la carrera”.
El resultado fue una nueva y radical forma de entender la suela de una zapatilla, tremendamente sobredimensionado, con gran amortiguación, y que, una vez probada, les permitía ir tan rápido en los descensos que la llamaron HOKA, que en la lengua maorí quiere decir “volando sobre la tierra”.
“A menudo se producen cambios radicales al tratar de resolver un simple problema. Nuestro objetivo original era mejorar los tiempos en las carreras de resistencia, diseñando un zapato que permitiera ir más rápido cuesta abajo. Pero sin darnos cuenta, fuimos más allá, y reinventamos la zapatilla de running”, afirman Jean-Luc Diard y Nicolas Mermoud.
Y es que enseguida se dieron cuenta, tanto ellos como los miles de atletas que acogieron con entusiasmo el revolucionario diseño, que su gran amortiguación y estabilidad ayudaba mucho a quienes participaban en ultras de 150 kilómetros.
Primero fueron los ultramaratonianos los que descubrieron las virtudes de la amortiguación y estabilidad de las HOKA, pero poco a poco fueron ganando popularidad entre todo tipo de corredores por sus prestaciones y mínimo peso. “Creamos una zapatilla que fue considerada ridícula por el sector del calzado, pero que tuvo una gran acogida entre los corredores. Esos corredores comenzaron a ganar carreras...y entonces el resto de practicantes comenzaron a prestarle mucha atención.”
Y es que las virtudes de una HOKA son muchas. No sólo hablamos de amortiguación, proyección, protección, y velocidad. Por ejemplo, su suela garantiza la consistencia de la amortiguación a lo largo de toda la vida de la zapatilla, sino que aumenta la longevidad y el rebote de la misma. Su diseño no solo incorporaba la nueva suela: también recreaba el movimiento natural del pie, algo extremadamente importante para la uniformidad de la calzada.
Usar unas HOKA es algo diferente, revolucionario en su momento, y hoy perfectamente aceptado. ¿A quién no le gusta volar sobre la tierra?